La diabetes es una de las enfermedades crónicas que más ha avanzado en el mundo y también en Bolivia, donde generalmente no se visibiliza a los pacientes niños. Pero las cifras son preocupantes.
Se estima que uno de cada 10 menores en Cochabamba, sufre de diabetes tipo 1, el más común en niños, dice Jackeline Olivera Montes, diabetóloga del centro Vivir con Diabetes.
La incidencia de la diabetes en el país es alta, de 10 por ciento del total de la población, es decir que 1 millón de bolivianos padecen el mal. De ese 10 por ciento , el 1 por ciento , aproxidamente, corresponde a niños, explica por su parte Miriam Castrati, educadora de la misma institución.
Entretanto, Serjai Pardo, médico general, señala que la diabetes es una condición crónica que necesita atención cuidadosa, pero con algo de conocimiento práctico los padres pueden ser los mejores aliados de sus hijos para aprender a vivir con la enfermedad.
Castrati aclara que hay varios tipos de diabetes: tipo 1, tipo 2 (generalmente ataca a personas adultas desde los 35 años), gestional y secundarias. En el caso de los niños, en Cochabamba y específicamente en el centro Vivir con Diabetes, los casos son del tipo 1.
El tipo 2 ataca generalmente a los adultos y está relacionado con factores hereditarios, por mala alimentación, por el síndrome metabólico, obesidad y sedentarismo.
“La diabetes tipo 1 no tiene una causa aparente, se piensa que tiene un componente genético. Las personas que van a tener diabetes tipo 1 parece que vienen marcadas para tener esta enfermedad. Puede ser una causa viral. No hay una causa definitiva”, añade.
Mal autoinmune
Olivera explica que la diabetes tipo 1, la que generalmente ataca a los niños, es una enfermedad autoinmune, es decir que por una alteración genética el cuerpo reconoce como extrañas a las células del páncreas que es el órgano encargado de la secreción de insulina. La insulina es una hormona que tiene la función de que el azúcar que obtenemos a través de los alimentos ingrese a las células y sea una fuente energética.
“En esta clase de personas (con diabetes tipo 1) hay esa alteración genética que hace que se destruyan estas células del páncreas y se llega a una destrucción total y por tanto no hay producción de insulina que es necesaria para la vida. Por esto es que los pacientes llegan a depender de la insulina que se aplican de forma exógena”, señala la diabetóloga.
Sobre todo se manifiesta en personas jóvenes, en niños, no hay un factor de riesgo que predisponga que una persona tenga diabetes 1, por ejemplo que tengan parientes con la misma enfermedad.
En el centro Vivir con Diabetes trató a niños con diabetes tipo 1 desde 1 año y 8 meses de edad. “Ese niño ya tiene 10 años y está bastante bien controlado. Tenemos ahora a dos niñas de reciente diagnóstico una tiene 5 y otra 6. No hay una edad definida”, agrega Castrati.
Datos y Apuntes
1. Insulina
Al ser una enfermedad crónica, que no tiene cura, los niños que sufren de diabetes tipo 1 dependen de la insulina, no hay pastillas o medicamentos, que suplan la función del páncreas. “El paciente no produce insulina porque su propio cuerpo mata las células. Estas personas dependen de la insulina para vivir, no hay hierbas ni pastillas que suplan. Puede ser que el paciente utilice poca insulina y por consejos familiares o de amigos deje de usarla, pero se arriesga a que su condición se agrave”, explica la diabetóloga Olivera.
2. Tipo 1
La diabetes tipo 1, es autoinmune y de origen genético, es la que ataca a los niños en general, cada vez más en el mundo hay casos de diabetes tipo 2 desde temprana edad.
El Centro Vivir con Diabetes considera que la causa principal es la epidemia de obesidad y el sedentarismo.
3. Tipo 2
El cambio radical del estilo de vida en las sociedades ha hecho que la comida basura y las bebidas azucaradas sean centrales en la dieta y aceleren los casos de pacientes niños con diabetes tipo 2.
El fenómeno es nuevo. Como explica la educadora del centro Vivir con Diabetes, en esa institución en Cochabamba no han recibido aún casos de niños con diabetes 2, pero en el país habría ya algunos pacientes.
“Fue difícil lograr que aprenda a comer sano”
K. P. O.
A mi hijo le detectaron señales de diabetes tipo 2 cuando apenas tenía ocho años. Fue un golpe duro porque el endocrinólogo dijo que la causa sería su pésima alimentación, mucha comida basura.
Me cuestioné como madre qué había dado de comer a mi pequeño desde que nació para que tan joven tuviera que sufrir esta enfermedad.
Afortunadamente el médico nos calmó al indicar que no necesitaría aún de insulina, pero si no quería llegar al extremo de los pinchazos debería cuidarse toda la vida.
Eso significaba un cambio drástico en el estilo de vida de él y de toda la familia. Para empezar, se puso fin a la presencia del azúcar en la alacena. La instrucción de “nunca más” consumirla debía efectuarse al pie de la letra. Es decir que no podría haber nunca más helados, lo que más les gusta a los niños, o tortas, masitas, chocolates y otros similares.
Pero lo más duro fue que mi hijo se acostumbrara a comer sano. De nunca comer verduras, por ejemplo, tuvo que pasar a tener el plato lleno de ensalada, casi nada de arroz, nada de papa y un pedazo de carne del tamaño de la palma de una mano.
Al principio fue difícil. Se resistía y cada mediodía o cena eran un martirio porque mi hijo se resistía a comer.
Fue clave el que decidiera mostrarle las consecuencias de tener diabetes 2 avanzada. Buscando en Internet encontré casos extremos de personas que perdieron la vista, perdieron las piernas o brazos por heridas que no podían curar. Estas imágenes causaron impacto en mi pequeño y decidió hacer caso a las recomendaciones del médico. Estos consejos incluyen el ejercicio constante, esto es obligatorio.
Han pasado ya cuatro años desde el diagnóstico y he visto que hay avances en el cambio de estilo de vida de toda mi familia.
Un consejo que doy a los padres con hijos con diagnóstico de diabetes tipo 2 es que no apliquen la amenaza para lograr resultados. Lo mejor es hablar, mostrar ejemplos de las graves consecuencias de esa enfermedad. Los niños son muy inteligentes, aprenden rápido y toman conciencia incluso mucho antes que los adultos.
Síntomas comunes: pérdida de peso y ganas constantes de orinar
No existe una característica específica para identificar la diabetes tipo 1 en niños, pero las primeras señales, si los padres están atentos, pueden derivar en un diagnóstico temprano de la enfermedad.
La diabetóloga Jackeline Olivera Montes explica que las manifestaciones comunes son: el niño o niña orina mucho, varias veces al día incluso en las noches; está deshidratado por la pérdida de líquido; baja de peso aunque tenga un apetito voraz; y puede estar muy irritable.
“Estos son los síntomas cardinales de las diabetes descompensada que llamamos o del caso de un debut, de un paciente de reciente diagnóstico de diabetes tipo 1. Algunos papás detectan que la orina del niño es dulce, como hay un exceso marcado de azúcar ésta se pierde por la orina”, indica.
Olivera dice que es importante la educación para la prevención, es decir, que la mayor cantidad de padres conozcan que los síntomas señalados pueden estar relacionados con diabetes de tipo 1.
“La diabetes no tiene cura, hablando específicamente de la tipo 1 es una enfermedad autoinmune, de nacimiento, por una malformación genética. Lo bueno de diagnosticar a un paciente joven es que se le puede educar y hacer parte de su vida el tratamiento porque la enfermedad le acompañará hasta el último día de su vida”, agrega.
¿Y cómo se diagnostica? El médico general Serjai Pardo dice que el análisis para medir la glucemia en sangre es el que detecta la diabetes.
En el caso de la diabetes tipo 1, el aumento de la glucemia será brusco, en cambio en la de tipo 2 es gradual, va subiendo poco a poco.
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