De acuerdo a los investigadores que lo llevaron a cabo, los principales afectados son los menores de 35 años, las mujeres y aquellos con otros problemas de salud.
Esto es, cuatro de cada 100 personas sufre de ansiedad, aseguran. Y señalan que, pese a ello, los profesionales no le dan la prioridad que le otorgan a otras afecciones mentales.
Una de las razones por las que no se la toma tan en serio es porque con frecuencia se confunde con ataques de pánico.
Te explicamos cuál es la diferencia entre ambos y también qué puedes hacer cuando empieces a sentir ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
El miedo y la ansiedad son parte de la vida, dice la página web MedlinePlus de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Puedes sentirse ansioso antes de presentar una prueba o al caminar por una calle oscura. Este tipo de ansiedad es útil ya que puede permitirle estar más alerta o ser más cuidadoso, según señala dicha página.
Esa sensación suele terminar poco tiempo después de salir de la situación que la provocó.
Pero para millones de personas la ansiedad no desaparece y empeora con el tiempo.
Pueden sentir dolores en el pecho y tener pesadillas. Hasta pueden tener miedo de salir de sus casas.
Estas personas tienen trastornos de ansiedad.
¿Es lo mismo un ataque de pánico?
No, la ansiedad y los ataques de pánico son dos fenómenos distintos. Aunque no siempre es fácil distinguir los síntomas de cada uno de ellos.
Los ataques de pánico ocurren cuando el sistema nervioso se siente bajo amenaza o en peligro.
Puedes llegar a sentir que estás al borde del colapso, con las palpitaciones aceleradas y que te falta el aliento.Y la sensación puede durar minutos, incluso horas. Pero la ansiedad no es momentánea. Persiste.
Estas preguntas pueden ayudarte a identificarla:
¿Te sientes ansioso o preocupado la mayor parte del tiempo, al borde del colapso?
¿Te generan ansiedad situaciones que otros sobrellevan con facilidad?
¿Has empezado a evitar las situaciones que te generan ansiedad?
¿Te sientes débil, mareado y te cuesta concentrarte constantemente?
¿Te irritas con facilidad?
¿Empiezas a tener tics, temblores y las manos no te dejan de sudar?
¿No puedes dejar de llorar y te inunda una sensación de desesperanza?
¿Está esto afectando a tu día a día?
Si las respuestas son afirmativas, lo más probable es que sufras de ansiedad.
¿Qué hacer si la sufres?
La británica Courtney Lee Deakin se dio cuenta de que cumplía con todas esas condiciones mientras estudiaba en la universidad. "Creo que la ansiedad siempre estuvo ahí, pero fue en el segundo año de carrera cuando se hizo más grave" "Cuando un estudiante universitario sufre ansiedad la explicación natural es que se debe a la carga de trabajo y al estrés", dice.
Pero su ansiedad se manifestó de una forma distinta: "Empecé a sentirme incómoda en grupo y a perder buenos amigos".
Se terminó aislando, mientras los amigos que le quedaban le insistían en que tenía que buscar ayuda.
Hoy, recuperada, recomienda seguir estos pasos a los que se encuentren en la misma situación que ella durante sus años de universidad:
Respira hondo. Ser capaz de controlar tu respiración te ayudará a calmar tu mente y tu cuerpo.
Haz una lista de las cosas que te preocupan y escribe cómo vas a hacerles frente.
Cuenta a tu familia y amigos que sufres ansiedad.
Trata de salir de la situación que te provoca incomodidad.
Piensa de forma positiva sobre ti mismo.
No te mortifiques por los comentarios negativos. Esto minará la confianza en ti mismo y los ataques de ansiedad se multiplicarán.
Duerme bien y controla el estrés.
Escucha música alegre y elige películas que no te hagan sufrir.
Cuenta hasta diez.
Si todo esto no te funciona y la ansiedad de acompaña en el día a día, consulta a tu médico.
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