"Es una etapa hacia el desarrollo de una vacuna”, dijo Dan Barouch, de la Universidad Harvard de Estados Unidos, que encabezó el estudio publicado por la revista Nature.
El zika desató una ola de preocupación internacional al comprobarse su vinculación con casos de microcefalia, una malformación grave e irreversible en bebés nacidos de madres contagiadas con el mal.
El último brote de este virus, que es transmitido por el mosquito Aedes aegypti, apareció en América Latina en 2015 y se extendió rápidamente por la región. El país más afectado es Brasil, con alrededor de 1,5 millones de infectados y casi 1.300 casos de microcefalia.
Aunque preconizan prudencia a la hora de extrapolar resultados obtenidos en los animales a una eventual eficacia en los humanos, la investigación "despierta esperanzas de que una vacuna segura y eficaz sea posible”, indica el informe. Varios científicos consideran que pasarán años antes de que ello suceda.
Habrá que hacer tests en monos y sobre todo en animales en gestación, para demostrar que estas vacunas protegen contra la amenaza del zika, es decir la microcefalia, porque el objetivo es ante todo proteger al feto.
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