Los niños pequeños son más susceptibles a contraer esta enfermedad, ya que poseen un sistema inmunitario en proceso de maduración, por lo que tienen defensas o respuestas disminuidas, al igual que niños mayores, pero con un estado de desnutrición o alguna enfermedad de base.
Los síntomas pueden variar según la edad del niño y la causa de la neumonía, pero entre los más comunes se incluyen fiebre, escalofríos, tos, congestión nasal, respiración trabajosa que provoca que los músculos de las costillas se retraigan (cuando los músculos debajo de la caja torácica o entre las costillas se atraen con cada respiración) y produce aleteo nasal, además de cloración azulada de labios y uñas.
Los niños con neumonía provocada por bacterias por lo general se enferman bastante rápido y comienzan con fiebre alta repentina y respiración particularmente rápida. Los niños con neumonía provocada por virus probablemente tendrán síntomas que aparecen de manera más gradual, y son menos graves, pero la sibilancia puede ser más común en la neumonía viral. Su médico al ver estos signos auscultará los pulmones del bebé para escuchar el ingreso de aire de manera normal, pero en una neumonía este ingreso se encontraría disminuido, ausente o con crepitaciones que nos traducen acumulación de secreciones o flemas en su pulmón.
Una vez diagnosticado, se realizarán al bebé pruebas complementarias de sangre y radiografías básicamente. El tratamiento depende de los signos de dificultad respiratoria que tiene el niño, en estados iniciales sin dificultad respiratoria se realizará tratamiento ambulatorio y seguimiento estricto del niño.
Pero en la mayoría de los casos requieren internación por la gravedad y las complicaciones que implica.
En nuestra ciudad estamos en un cambio de clima, donde no es aconsejable descuidarnos ante la ola de calor que se tiene por las tardes y el cambio de temperatura hacia la noche, ante cualquier duda consulte con su pediatra.
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