La angina inestable se engloba dentro de los llamados síndromes coronarios agudos, junto con el Infarto Agudo de Miocardio (IAM) sin elevación del ST y el IAM con elevación del ST.
Esta agrupación se ha realizado porque en la mayor parte de ellos existe una fisiopatología común, esto es, un fenómeno de trombosis en una placa de ateroma. El grado de ocupación de la luz del vaso es el que determina si se produce un IAM o si se manifiesta como una angina inestable.
En la angina de Prinzmetal (típica de jóvenes), el dolor aparece frecuentemente de forma más o menos brusca, en reposo y por la noche (por lo que se considera inestable) y se debe a un espasmo coronario. La mayoría de los pacientes con angina de Prinzmetal tienen al menos una lesión severa sobre la que se produce el espasmo coronario (o en las cercanías).
En la angina variante de Prinzmetal (vasoespástica) ocurre una elevación del ST sin elevación de las enzimas de necrosis. El diagnóstico se realiza mediante tests con sustancias vasoconstrictoras. En el tratamiento tienen mucha importancia los nitratos y los antagonistas del calcio. Los médicos suelen recibir la recomendación de rvitar los betabloqueantes en la angina de Prinzmetal, ya que producen vasoconstricción.
En la actualidad, el diagnóstico de IAM se hace en base a:
• Elevación y posterior caída de los niveles de enzimas cardíacas específicas (troponinas con un descenso más lento y CPK-MB más rápido), acompañado de al menos uno de los siguientes:
1. Dolor de características compatibles con etiología isquémica.
2. Cambios en el ECG compatibles con isquemia aguda (ascenso o descenso del segmento ST).
3. Desarrollo de nuevas ondas Q.
4. Intervención coronaria (por ejemplo angioplastia).
• Hallazgos en la anatomía patológica compatibles con necrosis cardíaca.
La clínica viene dominada por el dolor. Lo típico es que sea opresivo y de localización retroesternal, pudiendo irradiarse a otras zonas, como brazo y antebrazo izquierdo (y raramente derecho), cuello, mandíbula y espalda. A veces se localiza en el epigastrio o en la extremidad superior izquierda, abdomen, etc.
El dolor puede acompañarse de síntomas vegetativos, como sudoración fría, náuseas, vómitos, etc., así como de ansiedad y sensación de muerte inminente. El dolor es generalmente más intenso y duradero que el de la angina, aunque también puede faltar, como ocurre frecuentemente en ancianos y diabéticos.
El dolor del infarto aparece generalmente en reposo, aunque también puede hacerlo durante o después del ejercicio; es más frecuente que aparezca por las mañanas (en las primeras horas tras levantarse).
Fuente: www.todo-en-salud.com
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