Hasta hace poco se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse. Sin embargo, con el desarrollo de la neurogénesis se ha comprobado que esto es un error. Todavía no está muy claro qué es exactamente lo que promueve la regeneración neuronal y cerebral, pero ya hay pistas valiosas al respecto y una de ellas es el silencio.
Cuando se permanece en silencio, la ausencia de estímulos auditivos tiene casi el mismo efecto que el descanso. Lleva a que se piense en uno mismo y esto depura las emociones y reafirma la identidad.
El silencio no solo mejora la inteligencia, la creatividad y seguridad, sino que también tiene efectos positivos sobre los estados de angustia. Los seres humanos somos sensibles al ruido. Tanto, que muchas veces despertamos sobresaltados por un objeto que cayó o por un sonido extraño.
Una investigación que se realizó en la Universidad de Cornell encontró que los niños que viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés. Y no solo esto. También tienen la presión arterial más alta y presentan altos índices de cortisol, la hormona del estrés.
Un estudio de la Universidad de Pavia evidenció que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más enriquecedores que escuchar música relajante. De hecho, se confirmó que la presión sanguínea disminuía y que las personas lograban sentirse más despiertas y tranquilas después de un momento sin ruido.
Como se observa, el silencio produce grandes beneficios, tanto intelectuales como emocionales. Se podría afirmar que mantenerse sin estímulos auditivos, al menos por pequeños lapsos al día, es un factor determinante para la salud cerebral. Y con ello, un elemento decisivo para mejorar el estado emocional, la salud y calidad de vida.
El cerebro nunca descansa, incluso cuando se está en un estado de calma o en sueños. Lo que sucede básicamente es que se produce una especie de depuración. El cerebro evalúa la información y las experiencias a las que ha estado expuesto a lo largo del día. Luego organiza e integra la información relevante y desecha lo que no es importante. Este proceso es completamente inconsciente, pero produce efectos conscientes. Por eso sucede que a veces se encuentran respuestas durante el sueño. O se logra ver determinadas situaciones desde un nuevo punto de vista, después de haber descansado algunas horas.
Los investigadores alemanes hicieron, en principio, un experimento con un grupo de ratones. El estudio consistía en dejarlos en completo silencio durante dos horas al día. Al mismo tiempo, observaron sus cerebros para ver si esto originaba algún cambio.El resultado fue contundente, tras un tiempo de estar sometidos a esta rutina, todos los ratones estudiados aumentaron las células dentro del hipocampo. Esta es la región del cerebro que regula las emociones, la memoria y el aprendizaje.
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