Para Espinoza, es importante dejar claro que la menopausia, en su evolución natural, se va a presenta como un deterioro gradual de las facultades físicas e intelectuales. Esto ocurre porque la producción del estrógeno, el más importante para la mujer, desaparece de modo progresivo.
Asimismo, ocasiona una pérdida de funciones que van desde el cese de la ovulación y la menstruación hasta la pérdida de resistencia de los tejidos vaginal y vulvar, así como la atrofia de todos los efectos del estrógeno.
El manejo adecuado del climaterio no debe limitarse a la sustitución de estrógenos, sino que requiere de un conjunto de medidas complementarias como una dieta equilibrada, ejercicio físico, suficiente reposo nocturno, exposición moderada al sol, abandono del hábito de fumar, moderación en el consumo de alcohol, restricción en el consumo de sodio, reducción del consumo de grasas, especialmente las saturadas.
La actividad, la vida familiar y social, interactuarán positivamente en la preservación de la salud y en una mejor calidad de vida.
El manejo del climaterio debe tener un enfoque multidisciplinario y la referencia oportuna asegura una mejor calidad de atención.
De acuerdo a su experiencia, cerca del 60 por ciento de las pacientes presenta problemas de moderada gravedad que necesitan atención médica y apoyo psicoterapéutico.
Por una parte, la menopausia está influida por la constitución física de la mujer, que está genéticamente determinada, por el desarrollo psíquico y el estado cultural logrado. También afecta el entorno externo como el ambiente familiar, social e incluso el nivel económico en el que las mujeres se desenvuelven. Todos estos factores, en parte, son responsables de la gran variedad e intensidad de los síntomas, entre una y otra paciente.
De acuerdo con estudios realizados por Espinoza, las pacientes presentan distintos ritmos de envejecimiento. Aclara que la edad cronológica no corresponde necesariamente a la fisiológica.
La menopausia, con una variabilidad de edad en su aparición, y sin tratamiento adecuado, provocaría cuadros patológicos que dependen “más del déficit hormonal que de la edad”.
Hay quienes creen, erróneamente, que los efectos de esta etapa son únicamente fisiológicos y deben ser admitidos como una realidad femenina, interpretando las consecuencias “como un fenómeno natural”.
La calidad de vida de las mujeres de 50 años puede mejorar si esta se somete al tratamiento de un equipo y se beneficia de los progresos del conocimiento de la endocrinología.
Los estrógenos de manera directa o indirecta aumentan la absorción de calcio del intestino, incrementan la densidad ósea deteniendo así el proceso de osteoporosis. Por lo tanto, la hormonoterapia de reemplazo, iniciada precozmente, reducirá a la mitad el riesgo de las fracturas de los huesos.
Los estrógenos restauran el contenido de colágeno de la piel a su nivel premenopáusico, aumenta la síntesis de la proteína cutánea y el contenido de ácido hialurónico en el tejido conjuntivo. A este mismo nivel mejora la circulación, la secreción sebácea, la elasticidad, el turgor y color de la piel.
PARA TOMAR EN
CUENTA
* La presencia de estrógenos en la sangre de la mujer la protege contra la arteriosclerosis.
* Durante el climaterio, la cantidad de infartos de corazón y accidentes vasculares cerebrales aumenta de manera alarmante.
* Se ha constatado que los estrógenos son capaces de aumentar los niveles sanguíneos del colesterol bueno (HDL) y controlar los niveles de colesterol total.
* En ciertos hospitales se los usan en el tratamiento en etapa aguda de los infartos cardíacos en las salas de terapia intensiva.
* La hormonoterapia de reemplazo ofrece beneficios que mejorarán en forma muy importante su calidad de vida, al hacerla más sana desde el punto de vista fisiológico, menos limitada desde el patológico, más positiva desde el punto de vista psicológico, alcanzando así una mayor plenitud en la madurez.
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