La jefa de la Unidad de Dermatología, Sandra Encinas, señaló que la espera para recibir el tratamiento tarda entre una semana, un mes e incluso más; durante la espera el parásito puede continuar destruyendo la mucosa, tejidos y músculos sin detenerse.
En el último tiempo hubo cambios, explicó que en la década de los 80 y 90 el comportamiento del virus era más selvático y en la actualidad el transmisor ingresa a lo urbano que predispone al incremento de la incidencia de la enfermedad.
“El transmisor está ingresando más a las zonas pobladas, lo que predispone una mayor incidencia y propagación de los casos de este mal”, dijo.
Los pacientes que contraen la leishmaniasis provienen de las provincias de Arcopongo, Palos Blancos, Caranavi, los Yungas, la Asunta, Coroico, Madidi, y poblados aledaños.
Aseguró que se atendieron a pacientes que fueron de paseo al Madidi, donde los parásitos que se encuentran en esa región (Flevotomos), son muy virulentos y causa una enfermedad con gran afectación cutánea y otras complicaciones.
Pablo Pacos, uno de los pacientes afectados por la leishmaniasis, al realizar un paseo por el Madidi en 2017, esperó cerca de tres meses por una medicación que nunca llegó, por lo que tuvo que migrar al Brasil para conseguir los fármacos, actualmente el paciente continúa en recuperación.
La médico residente de la unidad de dermatología del Hospital de Clínicas, Susana Torrez, señaló que en el último tiempo se vio el incremento de casos, no solamente de nuevos pacientes, sino de personas recidivas (reincidentes) que tuvieron que someterse hasta cuatro tratamientos.
Aseguró que la capacidad del parásito es tan fuerte que produce la enfermedad no solamente en la piel, sino también en las mucosas, provocando la destrucción de cartílagos e incluso de estructuras óseas, sobre todo en la pirámide nasal, en el auricular y hasta en el paladar.