Este miércoles 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, en el marco de una campaña global para concientizar sobre esta enfermedad crónico -degenerativa que representa uno de los grandes problemas de salud pública de muchos países, incluyendo el caso de México.
Cada año, en el marco de esta conmemoración, se divulga una temática relacionada con esta enfermedad. El tema de este año es “Familia y diabetes”. Es importante que más allá de la fisiopatología de una enfermedad, de su tratamiento y de sus consecuencias, entendamos que en la prevención de todas ellas, existe un contexto socio cultural que influye de manera directa y significativa en el éxito de su prevención.
En este sentido, el núcleo familiar es la unidad básica que en muchos casos, determina el éxito en la prevención de enfermedades crónico - degenerativas. En el caso de familias con algún miembro que ya padezca enfermedad, muchas variables relacionadas con el control de la diabetes, están asentadas en las prácticas sociales, y por lo tanto en las familiares.
Recordemos que las enfermedades crónico – degenerativas son multicausales, y además de esta pluralidad, las causas son de orden genético combinadas con causas ambientales. Se han englobado las causas ambientales en el término “estilo de vida” que es la forma en la que el discurso médico se refiere generalmente a los componentes de alimentación, ejercicio y manejo del estrés. Pero más allá de ello, el estilo de vida tiene que ver con la manera en la que creamos nuestros hábitos cotidianos. Un hábito puede ser desde nuestro horario de sueño, hasta la hora en la que se consumen los alimentos, hasta acciones repetitivas por ejemplo, con la manera en que nos vestimos. Estos hábitos se construyen socialmente: es decir, los horarios en los que comemos por ejemplo, están normados a partir de lo que se ve en casa, con lo que crecimos, y son moldeados por nuestras experiencias posteriores de vida. En este sentido, la familia juega un rol importantísimo en la programación de nuestros hábitos de vida. Por ello, es que se hace hincapié sobre su rol en la prevención. Es un hecho antropológico, que la cultura conlleva la transmisión: de ideas, de modos de ver el mundo, de hábitos y costumbres. A nivel biológico, esta transmisión impacta sobre nuestro bienestar integral como personas.
En el caso de las personas con diabetes, el apoyo de su núcleo familiar en el cuidado de su enfermedad resulta esencial en el éxito del control. La paradoja, es que el cuidado de un miembro de la familia con diabetes en muchas ocasiones, resulta una carga emocional fuerte para todos los miembros de la familia que también debe ser atendida.
En este Día Mundial de la Diabetes, el tema familiar nos ayuda a reflexionar más allá de las enfermedades en relación a su costo para el Estado, o en sus causas y efectos para quien las padece. Una enfermedad modifica sin duda no sólo a quien la padece, si no a su círculo social más cercano. Es por ello, que la atención integral sobre el bienestar y la prevención, se deben centrar también en aspectos que tomen en cuenta factores sociales, culturales y psicológicos que propicien un mejor estilo de vida.
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