Desde hace más de una década, las puertas de algunos centros hospitalarios de La Paz se han convertido en mercados clandestinos en los que se vende la grasa de los recién nacidos y las placentas. Este comercio no está legislado, pero existe el Código de Salud del Colegio Médico Departamental, que sanciona a los infractores.
La propietaria de una tienda, que se ha dedicado a la venta clandestina del llamado untu de los bebés, afirma que “tengo la cura para la cara (quemada o dañada), pero hay que esperar un día, la grasa de wawa es milagrosa. También hay cremas de placenta”.
Al ser consultada, la mujer mira con desconfianza, pero poco a poco supera esa actitud y afirma que se vende entre 50 y 100 bolivianos, lo que depende de la cantidad que se demande.
“En otros hospitales está prohibido vender la grasa, pero como es medicinal, hay que conseguirlo y por eso tarda un poco”.
Mientras habla, entrega a una de sus clientes un pequeño frasco que contiene lo que parece ser una sustancia blanquecina que podría caber en la mitad de una cucharilla.
La compradora tiene en el rostro las cicatrices de una quemadura, y ante la insistencia periodística, reveló que “he estado con tratamiento durante tres meses, pero no me he curado. Después de preguntar mucho, me dijeron que la grasa de wawa es efectiva y apenas he conseguido”.
Las Maternidades. La venta, de acuerdo con el testimonio de estudiantes de medicina y enfermería, se registra en los centros materno infantiles, donde, al parecer, hay una red exclusiva de receptores que comercian el untu.
En la puerta de otro hospital, una segunda mujer, que presenta problemas cutáneos, confirmó la existencia del mercado clandestino, pero cuando se plantea la pregunta a las enfermeras, éstas callan.
La vendedora afirmó que la provisión de estos productos se hace hasta dos veces por día, según la frecuencia de nacimientos.
“Tenía problemas en la cara, me salían manchas y una especie de sarna, pero cuando me puse la crema, que me vendieron aquí, me curé. Ahora estoy buscando que me venda un poco más, es caro, pero funciona”, dijo una tercera mujer, quien no quiso revelar el precio.
Registro sanitario. Gerardo Valdivia, del Colegio de Bioquímica y Farmacia de Bolivia, explicó que todo producto médico, sobre todo dermatológico, debe contar con un registro sanitario que certifique la pureza de su preparación.
El documento debe establecer la procedencia de los insumos y un profesional debe garantizar su efectividad.
En opinión del profesional, los medicamentos deben reunir todas las características y condiciones que prevé la norma de salud, en este caso la Unidad Nacional de Medicamentos y Tecnología en Salud, dependiente del Ministerio del área.
Un funcionario de Laboratorios Crespal, que elabora cremas y medicamentos, refirió que el registro sanitario es fundamental para elaborar y comerciar un producto médico.
Ante la consulta formulada al personal de la Unidad de Medicamentos del Estado sobre la cantidad de fármacos elaborados con estos insumos, no se pudo obtener una respuesta.
Una cordial secretaria explicó que la atención al público se efectúa durante dos horas los días lunes, miércoles y viernes, por normas internas de esa institución gubernamental.
Extraído de su espalda y utilizado por yatiris
La enfermera de un hospital explicó que la grasa del neonato es retirada de la piel cuando éste es bañado por primera vez. “La grasita o untu está en la espalda y parte de sus axilas. Se raspa con una paleta o cucharilla”. En cambio la placenta es envuelta en una bolsa de plástico y posteriormente es trozada en pequeños pedazos.
Otro informante, empleado de un centro de salud, explicó que el semen, la grasa de los neonatos y la placenta son utilizados por curanderos y yatiris en La Paz y El Alto. Éstos preparan brebajes, cataplasmas y pomadas, en los que estas sustancias se mezclan con hojas de coca, sábila y otros vegetales.
“Estas cremas son vendidas en 50 bolivianos. Muelen la placenta para obtener un polvo”.
Sobre la venta de estos dos insumos, que tiene uso dermatológico, el presidente del Colegio Médico Departamental, Luis Larrea, afirmó que hace 20 años era regular la compra y venta de grasa de bebé, pero que en la actualidad no existe. “Afirman que su grasa sirve para regenerar la piel, pero no hay denuncias y menos una legislación”.
Provocan infecciones
Las cremas que no cuentan con registro sanitario y son elaboradas artesanalmente pueden provocar hongos, sarnas y otras infecciones bacterianas, afirma un vocero del Colegio de Bioquímica.
Gerardo Valdivia explicó que los eventuales comerciantes de cremas pueden, además de estafar a los clientes, poner en riesgo su salud, porque estos pomos se convierten “en caldos de cultivo de gérmenes”.
“No existe un control sanitario en su preparación, comercialización y venta. Por ello hasta pueden ser portadores del VIH, sarnas, infecciones sexuales, hepatitis B. El riesgo es muy alto”.
El bioquímico explicó que, independientemente de los estudios que avalen estos productos, deberían ser analizados laboratorialmente.
Para destacar
La venta de los productos en puertas de los hospitales se inicia generalmente a las 10.00.
Las pomadas se entregan en envases plásticos y pequeñas botellas de inyectables.
Estos preparados no cuentan con un registro sanitario aprobado por el Estado.
Su utilización es riesgosa para la salud humana, por lo que se recomienda cuidado.
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