La legalización del aborto quedó postergada en Uruguay por falta de mayoría parlamentaria, pero la realidad va más rápido que las leyes y esta práctica se generaliza en el país al igual que en otros en América Latina mediante el uso de un medicamento para úlceras, el misoprostol. En el Hospital Pereira Rossell, la mayor maternidad de Uruguay, todos conocen muy bien el misoprostol. Legalmente, los ginecólogos y obstetras no pueden recetarlo, pero cotidianamente lo indican a las mujeres que quieren abortar. "El misoprostol es un medicamento que en el 97% de los casos logra la interrupción del embarazo sin ningún problema", asegura Francisco Coppola, presidente de la Asociación de Obstetras del Uruguay y médico del Pereira Rossell. Este fármaco desarrollado por el laboratorio estadounidense Pfizer para tratar úlceras gástricas y duodenales llegó a Uruguay a principios de la década de los años 2000.
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