¿En qué nivel está la investigación sobre el cáncer? ¿Cuántos años faltan para vencer la enfermedad?
Ahora tenemos dos grandes objetivos: el primero, el curar cada día un mayor número de enfermos.
A comienzos de siglo, ningún enfermo de cáncer se curaba; hace cincuenta años se salvaba el cincuenta por ciento, hoy las proyecciones que se hacen es que en el próximo decenio se pueda curar al ochenta por cien. Por tanto, llegaremos a resolver el problema de los enfermos con tumores. No al cien por cien, pero estaremos muy cerca.
El segundo objetivo es lograr que el tumor no se presente nunca y desaparezca como enfermedad. Pero este es un objetivo muy difícil.
¿Qué papel juega en ese segundo objetivo la prevención?
Es fundamental. Tenemos que estudiar formas mucho más profundas de prevención, más profundas para comunicar con la gente para que adopte estilos de vida sanos y se preocupe por el diagnóstico precoz. Hay que profundizar también sobre cómo podemos prevenir esta enfermedad con la ciencia. Tenemos, por ejemplo, principios activos que nos protegen de diversos tumores, pero hay que hacer todavía muchos experimentos.
¿Por qué la ciencia sigue causando tanto miedo?
Provoca miedo porque cada cosa nueva nos da un poco de angustia. Hoy en el debate en que he participado hemos visto un robot presentado en manera humana, una máquina que se comporta como un hombre. Y esto nos hace imaginar un futuro en el que todo esté de alguna forma robotizado. Es solo un pequeño ejemplo.
¿Cuál es la nueva frontera, las perspectivas que se abren al hombre con los nuevos descubrimientos?
Con el descubrimiento del ADN y con la capacidad de modificar los seres vivos cambiando una parte de su ADN, se abre una perspectiva gigantesca, que nosotros debemos controlar, por razones éticas y morales. Aparte está la cuestión de la clonación. Ya es facilísimo clonar un ser vivo. También nosotros, los seres humanos, podemos clonarnos. En el futuro pienso que alguno utilizará esta clonación quizás para tener un hijo que no herede una enfermedad genética de uno de los padres.
En ese mundo casi de ciencia ficción, ¿cuál es la cuestión ética más delicada o el problema más preocupante?
Lo que nos preocupa sobre todo es la transgeneidad (la interacción de genes de diversas especies). Le pongo un ejemplo: Si metemos el gen del factor del crecimiento de un elefante en el genoma de un embrión humano, veremos nacer y crecer un niño que se hará un hombre con un altura de cinco metros. Será un hombre normalísimo, sanísimo, pero con cinco metros. Esto es un ejemplo paradójico, pero debemos estar muy atentos, porque si un genetista loco se encuentra con una mujer también loca y sin prejuicios pueden hacer algo así, porque teóricamente se puede hacer.
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