Un trabajo realizado por el Estudio Sapaldia Youth, una equipo de investigación formado por expertos de diversas instituciones de Suiza, encontró que el tabaco empieza a dejar huellas muy pronto en las arterias de los jóvenes. "Después de poco tiempo de fumar, la estructura vascular ya muestra signos de cambios estructurales. Estas modificaciones muestran el rápido efecto adverso que tienen el cigarrillo en los vasos, al generar el desarrollo temprano de ateroesclerosis", afirma Julia Dratva, especialista en salud pública a cargo del estudio.
VASOS ENGROSADOS
Los expertos trabajaron con 351 voluntarios de 8 a 20 años de edad. Analizaron si fumaban o no y revisaron el grosor de su arteria carótida ya que esto indica la presencia de cambios asociados a la ateroesclerosis. También midieron otros indicadores, como la presión arterial, y les hicieron un exhaustivo examen de sangre. Cada participante informó diversos factores de su estilo de vida, como su nivel de actividad física o si era fumador pasivo.
Dratva notó que el 11% de los voluntarios fumaba regularmente y otro 15% lo hacía con menos frecuencia. El 31% había sido fumador pasivo antes de los 10 años de edad y el 25% tenía padres que fumaban.
La investigación encontró que los varones y mujeres adolescentes que fumaban regularmente tenían la pared de la carótida engrosada. Dratva recalca que el tiempo que llevaban fumando se asoció al nivel de grosor de la pared arterial.
La experta explica que se sabe por estudios previos que el tabaco afecta la salud de los jóvenes, generando por ejemplo nacimientos de bebés con bajo peso o con pulmones dañados. Su estudio encontró que fumar empieza a dañar los vasos de los adolescentes en muy poco tiempo.
Dratva afirma que "hay que tomar medidas urgentes para ayudar a los fumadores adolescentes a abandonar el hábito y evitar que más chicos lo adopten".
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