El Síndrome de Asperger ha sido descrito en 1944 por Hans Asperger. Se manifiesta como el autismo en los primeros años de vida. El niño afectado por este síndrome desarrolla el lenguaje como los niños “normales”. Sin embargo, presenta dificultades de comunicación interpersonal. De hecho, le cuesta entender y usar las reglas del comportamiento social. También tiene dificultades en entender el sentido del lenguaje no verbal, por ejemplo percibir de manera espontánea la personalidad y las reacciones de otras personas. Le cuesta iniciar y mantener una conversación. Además, presenta una ausencia de reciprocidad social y emocional que se aparenta a una frialdad o timidez excesiva. Está acostumbrado a sus rutinas y juegos repetitivos. Generalmente el niño que padece del
Síndrome de Asperger presenta una baja estima de sí mismo y una actitud muy crítica hacia sí mismo.
Acerca de las capacidades cognitivas, se destaca habilidades normales, incluso superiores en cuanto a la inteligencia viso-espacial, memoria y cálculo mental, con deficiencia acerca de la sociabilidad como hemos explicado más arriba. Estos niños son diferentes y podrían enriquecer nuestra sociedad si ésta misma lo permite.
Por eso, es importante ayudar a los niños afectados por el Síndrome de Asperger para que identifiquen la expresión de las emociones.
También se puede efectuar guiones sociales con el fin de destacar los comportamientos adecuados en situaciones típicas (por ejemplo, en la escuela, recreo y casa). Se recomienda que los profesores usen más el modo visual para explicar a sus compañeros lo que siente el niño afectado por el síndrome. Todo este proceso requiere paciencia e intervención de un equipo pluridisciplinario, lo cual es indispensable para el bienestar del niño.
(Voluntaria - Bélgica)
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