La revista “Top Santé” (Francia) menciona que la inflamación de la faringe es común en los niños menores de 2 años, ya que tienen un sistema inmunitario inmaduro, el cual los vuelve más propicios a contraer varias infecciones. Se debe tomar en cuenta que la cercanía de los pequeños (en la guardería y kínder) favorece el contagio de gérmenes. Afortunadamente, la faringitis no suele ser grave cuando el paciente recibe un tratamiento adecuado.
Informaciones para tomarlas en cuenta
Causas
La faringitis es generalmente causada por virus (adenovirus, rinovirus, entre otros) o bacterias (haemophilus, por ejemplo). Asimismo, las alergias respiratorias, reflujo gastroesofágico, carencia en hierro e hipertrofia de las adenoides son causantes comunes de esta afección. La revista “Kids Health” indica que no se debe confundir la faringitis con los dolores de garganta ocasionados por sequedad y llagas en la boca del niño. Por eso, es necesario acudir a un médico para que ausculte al pequeño y pueda efectuar un diagnóstico preciso.
SÍNTOMAS
Las principales manifestaciones de la faringitis son dolores de garganta, problemas para ingerir alimentos o bebidas, tos y fiebre. Asimismo, es común que el niño presente dolencias en los oídos y sensación de sequedad o quemaduras en la garganta. También se observan secreciones nasales abundantes, las cuales se propagan en la faringe. Si tu hijo sufre estos síntomas, debes acudir rápidamente a un pediatra.
DIAGNÓSTICO
El médico suele diagnosticar sencillamente la faringitis, efectuando una auscultación completa y precisa del niño. Asimismo, extrae muestras de las mucosidades para determinar cuál es el agente infeccioso que provocó la enfermedad. Si los resultados de laboratorio son negativos, significa que la faringitis no es bacteriana o viral. Por lo tanto, puede ser necesario realizar otros exámenes como medir la acidez presente en el esófago o hacer pruebas cutáneas para detectar una potencial alergia respiratoria.
TRATAMIENTO
Una vez realizado el diagnóstico, el médico prescribe el tratamiento. En la mayoría de los casos, administra medicamentos antipiréticos (contra la fiebre), analgésicos y antitusígenos (para calmar la tos). La prescripción de antibióticos es pertinente solamente si el niño padece una faringitis bacteriana, ya que los virus no se eliminan con este tipo de fármacos. Los padres deben respetar la posología y duración del tratamiento para evitar que la afección se vuelva crónica o recurrente.
Factores que se deben cuidar
TABACO
Los padres y el entorno del niño no deben fumar en su presencia, ya que el humo irrita la faringe del pequeño, por lo que se vuelve más propicio a sufrir faringitis.
INMUNOLOGÍA
Ciertos niños tienen un sistema inmunitario muy débil, por lo que se sugiere acudir a un médico para intentar reforzar las defensas naturales.
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