Su peso de 88 kilos se vio afectado totalmente y ahora llega a pesar 58.
Actualmente su dieta es muy especial y sabe que si no la cumple otras enfermedades más podrían atacarlo.
Cuando las personas con enfermedad celíaca consumen gluten, el sistema inmunitario reacciona contra este atacando el revestimiento del intestino delgado.
La reacción del sistema inmunitario al gluten causa daño a las vellosidades, que son bultos pequeños en forma de dedos y si estas están dañadas, el cuerpo no puede obtener los nutrientes que necesita, por ello la explicación del bajo peso de algunas personas que padecen la enfermedad.
Según la gastroenteróloga Karina Cartagena hace más de cinco años, uno de cada 250 personas padecía esta enfermedad, ahora también se la puede encontrar en un promedio de uno de cada 100 personas.
“La incidencia ha aumentado, antes teníamos menos pacientes con este problema”, señala la especialista del Instituto de Gastroenterología Boliviano-Japonés.
Menciona que mientras presente al menos un signo se debe considerar que el paciente es celíaco, hasta que se demuestre lo contrario mediante los estudios necesarios que se requieran para su identificación.
TODA LA VIDA
La enfermedad celíaca se puede manifestar a cualquier edad, en niños, jóvenes y adultos. Cartagena asegura que una vez que se diagnostica, muchas personas tienden a bajar de peso por la dieta libre de gluten que deben llevar por el resto de su vida, ya que esta patología todavía no tiene cura.
La especialista manifiesta que la enfermedad es hereditaria. Es decir, que si el padre o la madre la tiene, los hijos o nietos también están expuestos a la misma.
DIAGNÓSTICO
Identificar la enfermedad para el paciente es difícil porque los síntomas suelen confundirse con otras patologías y el enfermo puede vivir años sin saber que tiene resistencia al gluten. Puede presentar uno o dos síntomas que para él o ella pasen desapercibidos.
Por ejemplo, en los niños uno de los principales signos es la falta de crecimiento. En los jóvenes y adultos se pueden presentar problemas como la dermatitis, diarrea crónica, pérdida de peso, dolor abdominal y cansancio. Sin embargo, los problemas estomacales no siempre son un signo de alarma de la celiaquía.
Para identificar la patología un gastroenteorólogo debe hacer una análisis de sangre y si es necesario también se solicita una biopsia, que consiste en sacar un pedazo de tejido del intestino delgado.
Cuando la patología está presente se puede apreciar en los estudios cómo el intestino delgado ha perdido sus pliegues por los daños causados por el gluten, explica la especialista.
Enfermedades
asociadas a la intolerancia
al gluten
En muchos casos la celiaquía es silenciosa hasta que se llega a manifestar a través de otras patologías, pues estas personas tienen hasta diez veces más la posibilidad de padecer enfermedades autoinmunes.
Una de ellas y la más común puede ser la dermatitis herpetiforme, que se presenta por lo general después de los 20 años en uno de cada cuatro celíacos.
Los desórdenes tiroideos son enfermedades comunes que se producen cuando el sistema inmune ataca a la glándula tiroidea.
Las enfermedades hepáticas también se presentan en un
5 por ciento y 10 por ciento de los celíacos, ya que estos tienen elevadas las transaminasas. La hepatitis autoinmune, la colangitis esclerosante primaria y la cirrosis biliar primaria son las más comunes.
El lupus es otra patología de tipo autoinmune que se asocia con la celiaquía. Es una enfermedad sistémica, por lo que puede afectar a muchos órganos: piel, articulaciones, riñones, corazón y pulmones. Aunque la mitad de los pacientes con lupus tienen afectación casi exclusiva de la piel y las articulaciones.
Los celíacos también tienen más probabilidades de padecer enfermedades óseas provocadas por la mala absorción de nutrientes claves para los huesos como la vitamina D y calcio.
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