La irrigación del corazón proviene de tres grandes arterias principales y depende de cuál de ellas está comprometida. El infarto puede ser pequeño y localizado o puede ser masivo cuando compromete a la coronaria derecha ya que es la arteria que irriga un 70 por ciento del músculo cardíaco, provocando muerte súbita.
La médica general Lorena Galindo Lagomaggiore indica que el 90 por ciento de los casos se produce debido a una oclusión arterial por placas arteroescleróticas que se forman en la pared de los vasos sanguíneos debido a la elevación del colesterol y ácidos grasos. Estas placas pueden romperse y activar la cascada de coagulación, donde se forma un trombo ocluyendo parcial o totalmente el calibre de la arteria, provocando disminución del aporte de oxígeno, lesionando las células del músculo cardíaco, y por último produciendo la muerte de las mismas.
Esto ocasiona una disfunción de la contractilidad del corazón.
Las personas más propensas a padecer un infarto son adultos mayores de 65 años, mujeres en postmenopausia, historia familiar de cardiopatías y enfermedades con concomitantes, como la hipertensión, diabetes mellitus o colesterol elevado en la sangre. Otros factores de riesgo como la obesidad, sedentarismo, estrés emocional, consumo de alcohol, tabaco, cocaína, anticonceptivos orales, también son altamente predisponentes a un infarto.
“Felizmente estos factores son modificables y prevenibles”, dice la profesional.
Jorge Barrios Flores, especialista en medicina de emergencias, recomienda hacerse controles periódicos del nivel del colesterol a partir de los 40 años, con una prueba de sangre que también pueda medir el nivel de azúcar. Aunque también se han dado casos en niños y adolescentes que comienzan a sufrir infartos sobre todo por el estilo de vida sedentaria y la mala nutrición.
“Por ejemplo si un niño tiene siete u ocho kilos demás que ya es irregular se le recomienda que haga el laboratorio. Hay bastante niño obeso y por eso los ataques se pueden comenzar a presentar a más temprana edad”, dijo por su parte, el endocrinólogo Norman Reinaga.
NIVELES El especialista indica que todas las personas necesitan un mínimo de colesterol bueno o lipoproteína de entre 140 a 170.
El valor mínimo de colesterol malo debe oscilar entre los 70 y 130. Cuando estos valores son superados se debe hacer un tratamiento para controlar los niveles solo a través de la dieta.
Además de estar vinculado a los ataques cardíacos el colesterol expone a otras enfermedades cardiovasculares como una embolia, un accidente de cerebro vascular (ACV) donde el paciente puede fallecer y queda con secuelas físicas.
Pruebas de diagnóstico
Una de las pruebas más sencillas de realizar para identificar el infarto de miocardio es el electrocardiograma. La prueba revela una representación gráfica de las fuerzas eléctricas que trabajan sobre el corazón. Durante el ciclo cardiaco de bombeo y llenado, un patrón de pulsos eléctricos cambiantes refleja exactamente la acción del corazón.
El examen no duele y suele realizarse con el paciente estirado y tranquilo.
Sin embargo, si por ejemplo el paciente tiene una crisis de angina y consulta al médico entre dolor y dolor, el electrocardiograma puede ser normal. En esos casos se pueden realizar otras pruebas, como la de esfuerzo, para ver si cuando someten al corazón a un esfuerzo se producen alteraciones en el electrocardiograma.
Otra de las formas de identificar la patología es por medio de un análisis de sangre que detecte la actividad sérica de determinadas enzimas que se liberan dentro del torrente sanguíneo a causa de la necrosis que se produce durante el infarto.
Para dar este dato con exactitud, los valores enzimáticos deben ser tomados por series durante los 3 primeros días.
La coronariografía es otra técnica que permite determinar la localización y grado de obstrucción de las lesiones arteriales coronarias que puedan haberse producido.
Jorge Barrios Flores especialista en medicina de emergencias y Lorena Galindo médica general atienden a un paciente cardíaco en el hospital Viedma.
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