El asma es una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias caracterizada por una hiperreactividad de la vía aérea que produce accesos recurrentes de sibilancias, disnea de rápido avance y tos de predominio nocturno o matutino. Estos accesos se concretan por una obstrucción de grado variable de la vía aérea, la que es reversible ya sea de manera espontánea o con tratamiento.
La gravedad de la crisis asmática puede variar desde leve hasta un grado que pone en peligro la vida. El deterioro por lo general avanza en un lapso de horas a días, si bien ocasionalmente se desarrolla en minutos. Se dice que un paciente se encuentra en estado asmático cuando no mejora en grado relevante después de varias horas de atención hospitalaria.
Prácticamente todas las crisis asmáticas graves requieren hospitalización. Pueden ser desencadenadas por infecciones, tratamiento deficiente, exposición a alergenos, ejercicio, clima frío, contaminación ambiental o factores emocionales. En estos casos clínicos, los médicos suelen encontrar: edema de la pared de los conductos aéreos, hipertrofia de las glándulas mucosas, aumento de moco, células epiteliales, eosinófilos, basófilos, fibrina y otras proteínas en las secreciones bronquiales, en relación con constricción del músculo bronquial, que produce una mayor resistencia al flujo de aire. Esto se manifiesta por aumento del trabajo respiratorio, alteraciones del cociente ventilación/perfusión pulmonar, con grados variables de hipoxemia (falta de oxígeno) y en casos graves hipercapnia.
Los profesionales, en estos casos, evalúan las frecuencias cardiaca y respiratoria, los signos de gravedad (disnea, sibilancias, uso de músculos accesorios, pulso paradójico), e intentan identificar complicaciones (neumonía, neumotórax, neumomediastino) u otros trastornos (rinitis, sinusitis), así como descartar la obstrucción de la vía aérea superior.
El pulso paradójico, las alteraciones en el nivel de alerta y la ausencia de ruidos respiratorios a la auscultación (tórax silencioso), son datos clínicos ominosos que hablan de una crisis muy grave.
El tratamiento apropiado a la brevedad posible resulta clave para el control satisfactorio de una crisis asmática. Al iniciar la atención en casa se evita su avance y es más fácil de revertir.
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