Hallar un empleo y vencer la discriminación son los principales desafíos que tienen las personas con síndrome de Down en Cochabamba. En el municipio hay 800 niños, jóvenes y adolescentes con este trastorno genético que están registrados en la asociación. Se estima que en el departamento llegan a 1.400.
La presidenta de la Asociación de Personas con Síndrome de Down, Dilma Andia, informó que de 800 personas registradas con síndrome de Down, sólo cinco que son mayores de edad han logrado conseguir un trabajo.
Andia identificó como una causa del elevado desempleo la falta de políticas de inclusión, integración escolar y laboral. Estas barreras se extienden a otros tipos de discapacidad.
La asociación expresó que las instituciones públicas no se acercan a esta población.
La responsable del Departamento de Discapacidad de la Alcaldía de Cercado, Ninoska Luján, reconoció que no han planificado acciones con este grupo. Aseguró que no ha habido un acercamiento ni se tienen datos.
Dilma Andia tiene un hijo de 16 años con esta condición y señaló que aún existen mitos para la inclusión de este grupo en la educación del sistema regular.
“Hay muchas puertas que permanecen cerradas. Los niños llegan a la preadolescencia y las diferencias se marcan más; entonces, los colegios piden que asistan a centros especiales”, dijo.
A pesar que la Ley 223 General para Personas con Discapacidad los incluye en la educación regular “esto no se cumple”. “Lo único que ellos necesitan es que se les den oportunidades en diferentes ámbitos; en la parte académica, artística”, expresó la presidenta de la asociación.
La asociación quiso visibilizar la situación de esta población ayer por el Día Mundial del Síndrome de Down.
Elisa Mamani es madre de una niña de nueve años, Darla, que cada día se enfrenta a las miradas y actitudes de discriminación. Contó que cuando su hija nació no tenía ninguna información sobre el síndrome y tuvo que enfrentar sola todos los retos.
“Luego vine al centro y me explicaron cómo debo tratarla y cuidarla porque mi hija merece respeto y amor. Pero, casi siempre, cuando subimos al micro la gente se nos queda viendo como si fuéramos bichos raros; eso como madre, me duele”, contó.
CERECO TRABAJA EN INCLUSIÓN
La lucha por la inclusión de las personas con síndrome de Down es diaria, afirmó la directora del Centro de Rehabilitación Cochabamba (Cereco), María Luz Escobar. Añadió que jornadas como el Día Mundial contra este trastorno genético ayudan a trabajar en la aceptación de la sociedad.
El centro cuenta con 30 estudiantes con síndrome de Down, que tienen entre cuatro y 30 años de edad.
La directora explicó que el trabajo educativo es diferente con cada uno, debido a que en algunos casos los estudiantes padecen otras formas de discapacidad. La atención es casi personalizada.
El principal objetivo es lograr que estas personas puedan realizar tareas del hogar y conseguir un trabajo.
“Hacemos muchas actividades de inclusión. Los niños con síndrome de Down tienen un gran potencial para la danza, así que organizamos funciones; también, marchas alrededor del centro, entre otras”, señaló la directora.
Lamentó que aún persista la discriminación, cuando los niños salen a la calle hay mucha gente que los observa. También, hay familias que esconden a sus hijos con síndrome de Down.
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