La rabia canina es quizá una de las condiciones patológicas más conocidas, y es que cualquier mamífero puede contagiarse de esta enfermedad siendo los perros los principales transmisores a nivel mundial. Detectar sus causas es vital para prevenir esta patología, al mismo tiempo es imprescindible identificar sus síntomas para garantizar la seguridad de quienes conviven con el animal y más que todo de nuestros niños. Recuerda que esta enfermedad es mortal y puede afectar al ser humano y que en nuestro país se han dado casos en Santa Cruz y Cochabamba, en la ciudad de Oruro en las primeras cuatro semanas de vigilancia epidemiológica del presente año, se registraron 13 casos de rabia canina no se reportó en humanos, por lo que es deber conocer sus síntomas y más que todo su prevención.
La rabia se contagia mediante la transmisión del virus Rhabdoviridae, que se transfiere usualmente por la mordida o la simple saliva de un animal infectado. El virus de la rabia cuenta con un período de incubación que oscila entre tres y ocho semanas, aunque en algunos casos el mismo puede ser un poco más largo. En los humanos, los síntomas suelen aparecer entre tres y seis semanas después de la infección, pero también se han reportado casos de incubación más larga.
Los primeros síntomas de la rabia pueden ser muy similares a los de la influenza o gripe, como debilidad o malestar general, fiebre o dolor de cabeza. Estos síntomas pueden durar varios días. También pueden presentarse malestar, punzadas o picazón en el sitio de la mordedura, y en días evolucionar a síntomas de disfunción cerebral, ansiedad, confusión y agitación. Conforme avanza la enfermedad, la persona puede presentar delirios, comportamiento anormal, alucinaciones e insomnio. Una vez que la persona comienza a presentar los signos de la enfermedad son pocos los casos en que la persona sobrevive.
En cuanto al tratamiento y la prevención, lo importante para muchos tipos de heridas por mordeduras es enjuagar de manera inmediata y suave con agua o agua diluida con solución jabonosa o povidona yodada que ha demostrado disminuir notablemente el riesgo de infección bacteriana. La limpieza de las heridas es muy importante para la prevención de la rabia, ya que los estudios en animales han demostrado que con solo limpiar minuciosamente las heridas sin otra profilaxis se reduce en gran medida la probabilidad de contraer rabia.
Las vacunas para la postexposición (después de la mordida) a la rabia constan de una dosis de inmunoglobulina contra la rabia humana y cuatro dosis de la vacuna antirrábica que se administran el mismo día de la exposición y luego nuevamente a los 3, 7 y 14 días. La vacuna se inyecta en un músculo, por lo general en el antebrazo. Esta serie de vacunas es muy eficaz para la prevención de la rabia si se administra lo antes posible después de la exposición, pero recuerde que ante cualquier caso de mordedura por canes sospechosos lo mejor es ir al Sedes (Servicio Departamental de Salud) Unidad de Epidemiología para iniciar el esquema de vacunación y orientación y poder estudiarlo y denunciar al animal que lo mordió.
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