El exceso de grasas, azúcares, aditivos… que consumimos más de lo que nos gustaría produce una acumulación de toxinas en nuestro organismo. Algunas de sus consecuencias son: sensación de pesadez e hinchazón, retención de líquidos, cansancio, dolores de cabeza, molestias y desarreglos estomacales… que se traducen en una piel apagada y sin vida.
Una buena forma de depurar nuestro organismo es seguir, durante 24 horas (no más), una dieta ligera, sobre todo a base de zumos y caldos. De esta manera, conseguiremos un efecto diurético que favorece la eliminación de los desechos y toxinas que se acumulan en el cuerpo. Otra de las ventajas de esta dieta es que las vitaminas y minerales que tomamos se asimilan mucho mejor, ya que su absorción no se verá dificultada por otros nutrientes. Por lo tanto, prepárate para cargarte de antioxidantes y aumentar las reservas de potasio (en caso de sentirte hinchado, te ayudará a eliminar líquidos).
Si decides realizar esta dieta, escoge un día en el que no tengas mucha actividad mental ni esfuerzo físico.
Para desayunar: una infusión digestiva (de manzanilla, hinojo, anís…) sin azúcar. El mero hecho de ingerir agua caliente ya proporciona confort digestivo y acelera la digestión.
A media mañana: un buen vaso de zumo de frutas, hortalizas o verduras a elegir (o una combinación de ellos), con tres cucharadas de cereales integrales (avena, por ejemplo).
Para comer: un caldo vegetal (con alcachofa, cebolla, apio y nabo, por su efecto diurético), un filete de pescado blanco al vapor y una infusión digestiva.
Para merendar: un vaso grande de zumo de frutas variadas.
Para cenar: un caldo vegetal, un filete de pescado blanco y una infusión digestiva.
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