— ¿Por qué es importante donar un órgano?
— En el cielo no se necesitan órganos. Se los requieren aquí en la tierra y pueden salvar varias vidas
— ¿A quién donó su riñón?
— Hace cuatro años doné mi riñón a mi madre. Ahora ella y yo estamos bien, completamente sanas y con ganas de vivir. Desde entonces cambié, ahora tengo otro proyecto de vida, porque tuve la oportunidad de regalar una vida, es algo que no todo el mundo tiene, la bendición de hacerlo es una decisión individual
— ¿Cuál era la situación de su madre, antes del trasplante?
— Ella es una persona mayor. Tenía 70 años, cuando nos enteramos que necesitaba de una cirugía, por la edad, había una urgencia de hacerle el trasplante. Así que decidí darle mi riñón.
— ¿Su caso fue distinto a la de otras personas?
— Por la edad, ella no podía hacer hemodiálisis. No tuvo buena reacción ante el tratamiento y la única solución era un trasplante de riñón y en casa; de los tres hermanos, solo dos éramos compatibles, fui yo que quien decidió entregar mi riñón.
— ¿Qué le motivó?
— El verla, ella quería vivir, pese a sus 70 años, es una persona llena de vida y yo no quería que por un tema de transplante, el de no encontrar un donante, se nos fuera.
— ¿Qué dijo su entorno?
— En aquel entonces el tema era más desconocido. Mis familiares se preocuparon, puedo decir que sentí miedo porque no tenía información. Si hubiera sabido todo lo que sé ahora, podría haber entrado mucho más tranquila al quirófano.
— Entonces, ¿tenía miedo?
— Sí, sobre todo el aspecto anímico influye mucho cuando entras tranquila a la cirugía de trasplante y sabiendo que no te va pasar nada, sabiendo que tu vida va a seguir igual, eso influye.
— ¿La solución puede estar en la familia?
— Sí, en el mismo entorno y qué mejor que un familiar que te devuelva el sueño de vivir. En el caso mío, qué mejor que dar la oportunidad a quien me trajo al mundo, mi madre.
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