El lenguaje, el habla y la audición entre otros elementos son el campo de acción de la fonoaudiología, que va de la mano del desarrollo cronológico de la edad en el niño. Cualquier alteración en este proceso natural deberá ser tratado oportunamente por esta especialidad y a temprana edad para tener un mejor resultado.
La fonoaudiología es una ciencia relativamente nueva que estudia el lenguaje, habla, audición, voz y estomatología, tanto en la forma normal como en la patológica, además tiene tres campos de acción: la clínica, la escolar y la estética. La clínica se trata en el Centro Integral de Rehabilitación Infantil (CIRI), la escolar se encuentra en los centros educativos y la estética consiste en la educación de la voz, entre otros aspectos.
“Esta especialidad trata todo lo que afecta la comunicación humana, como ser: los niños que pronuncian mal o que tartamudean, los autistas, los que tienen retraso mental, aquellos con parálisis cerebral y en los adultos lo más frecuente es encontrar disfonías (voz) y afasias (lenguaje) debido a una lesión cerebral o algún accidente”, explica la fonoaudióloga Rosario Castillo, del CIRI.
Castillo dice que en este centro se atienden a niños de 1 a 5 años entre un 60 a 70 por ciento cuya principal dificultad es la dislalia (incapacidad para pronunciar ciertos fonemas). Le sigue las disfasias (dificultad para hablar y comprender el discurso hablado).
“Alguna vez escuché decir que los varones demoran más en hablar que las niñas cuando caminan primero, eso no es cierto o por lo menos no hay un estudio científico que lo demuestre. Lo que sí es verdad es que los varones tienen mayor problema en el lenguaje y si es detectado entre los 3 a 4 meses de nacido ya se puede empezar con la terapia a edad temprana”, asegura Castillo.
La fonoaudióloga dice que si el pediatra o el neuropediatra nota algún retraso en el desarrollo del bebé debe remitirlo a esta especialidad para hacer un seguimiento en el desarrollo del lenguaje comprensivo, expresivo, cognitivo, motor, social, visual, auditivo y de juego. Todo tiene un desarrollo que obedece al crecimiento neurológico y este depende de la estimulación que pueda recibir del medio ambiente.
PROBLEMAS POR MALOS HÁBITOS
En el desarrollo de las estructuras faciales del infante juegan un papel muy importante los estímulos externos, tales como la respiración, succión, masticación y deglución. Debido a la importancia e influencia que tienen es necesario acostrumbrarse a los buenos hábitos oro faciales (estudio relacionado con los órganos y tejidos que permiten las funciones fisiológicas).
Amamantación materna.- Tiene importancia porque estimula el sistema sensorial-motor-oral, por esta razón es importante la lactancia materna más que la artificial (mamadera).
Respiración nasal.- Es fundamental respirar por la vía nasal para que el flujo del aire sea conducido por las vías normales y reciba la adecuada humidificación, filtración y temperación. La respiración naso bucal no sólo impide que se realicen estos procesos, sino que afecta a la articulación de fonemas, entre otros.
Estimulación de la región masticatoria.- Esencial para el correcto desarrollo de los huesos maxilares y los músculos de la masticación, lo cual influye en la realización de movimientos adecuados como ser una deglución fisiológica normal y la producción del habla.
TRATAMIENTOS
Una vez que el pediatra, neuropediatra, educador u otro especialista diagnostica el problema se debe remitir a fonoaudiología para su tratamiento respectivo. Por lo general, por ejemplo en el colegio son derivados los niños a este campo a partir de los 3 a 4 años de edad, aunque lo ideal es comenzar de 0 a 3 años, que es cuando se hace la estimulación hablada hasta terminar de maduración del sistema nervioso.
“Lo óptimo sería comenzar la terapia a partir de 0 a 3 años, pero generalmente comienza entre los 3 a 6 años, aunque el problema mejora poco a poco, no es como hubiera sido en etapa temprana. Dependiendo del problema que se trate por ejemplo: la dislalia demora un poco, pero en el caso de la parálisis cerebral, autismo o retraso mental van por grados del leve al severo, así también será el tratamiento diferente en cada caso”, dice la fonoaudióloga.
La especialista destaca que en el caso de tartamudez (disfemia), cuando llegan al consultorio los pacientes, algunos ya tienen 12, 14 y 20 años. En esos casos se les enseña diferentes técnicas de control de fluidez, ellos aprenden a controlar su forma de hablar y, si no existen problemas emocionales de por medio, estas personas controlan su problema.
“En el caso de los sordomudos se los trata y deben tener el apoyo de una profesora que les enseñe lenguaje de señas, si es sordomundo se realiza todo un proceso del desarrollo del lenguaje cuando no se ha podido oralizar a la persona, y existe la otra alternativa de implantes cocleares que no todos son candidatos para realizar, además tiene un costo elevado, pero permite escuchar”, explica la especialista.
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