En el tema de hombres que hacen trabajo sexual hay dos figuras posibles. Los hombres gay que tienen relaciones con sus pares y hombres heterosexuales que prestan servicios sexuales a mujeres.
Del último caso, principalmente, no sabemos cuántos hay. Al SEDES vienen a ser atendidos uno cada tres meses. El año pasado llegaron seis muchachos que ejercían este oficio.
En la parte clínica se les revisa que estén físicamente bien de salud. Se les observa genitales y se les pide exámenes de laboratorio para detectar enfermedades de transmisión sexual. Ocurre que muchas enfermedades son asintomáticas en el hombre. Entonces como no tienen molestias, uno no sospecha que tenga algún contagio. Muchas solo se diagnostican por laboratorio.
A parte de la prueba de VIH se les pide pruebas de sífilis, clamidia, herpes, serología o pruebas de hepatitis B que en nuestro medio se puede transmitir por contacto sexual.
Se les solicita esta batería de exámenes. La diferencia con las trabajadoras sexuales es que la atención para ellas es gratuita, en cambio para el varón, por la variedad de estudios, los tienen que hacer fuera de los laboratorios del CDVIR con un costo entre 200 y 300 bolivianos.
Les mandamos afuera a realizarse esos estudios pero nunca vuelven. De hecho todavía tengo en mi poder varios carnets. En la medida que un local no exija que tengan registro sanitario para realizar su trabajo, los hombres no se harán los controles necesarios.
Las consecuencias clínicas en un hombre que no tiene controles periódicos son transmisiones sexuales que no se da cuenta. Ahora está de moda, por ejemplo, el contagio del zika.
Si no se usa condón para este oficio puede traer problemas serios. Al tener relaciones con varias personas puede devenir en un contagio de un montón de infecciones.
Muchas veces decimos que las trabajadoras sexuales tienen alto riesgo de adquirir VIH. Es verdad, es una población vulnerable porque los clientes son los que buscan el trabajo sexual y a los clientes es bien difícil llegar. A veces, el mismo cliente pide no usar condón.
Lo del sexo express en baños, el problema es mayor. Hemos sabido que se da, principalmente, en población gay y jóvenes de colegio que hacen este servicio.
En este caso los riesgos aumentan porque se dan las relaciones sexuales entre personas desconocidas.
Por eso organizamos ferias de salud en los colegios para informar a los muchachos de los riesgos de enfermedades de transmisión sexual. En promedio, el inicio sexual en los jovencitos en Bolivia tiene una media de entre 12 y 13 años. Y hemos encontrado a muchos estudiantes con infecciones de transmisión sexual.
VERRUGAS GENITALES
Se ha detectado en los jóvenes verruga genital, causada por el virus papiloma humano, y, lastimosamente, algunas cepas están relacionadas con algún tipo de cáncer. Esas verrugas son fáciles de adquirir cuando la otra persona las tiene. Otras infecciones que, fácilmente, se pueden adquirir son la clamidia, gonorrea, sífilis y las hepatitis virales. No todas generan molestia. Entonces una persona que está dispuesta a ir a esos baños a tener sexo express tiene que estar al tanto de que puede contraer cualquier tipo de infecciones. Deberían cuidar su vida sexual y usar siempre condón.
Llegan personas al SEDES a decir que solo han tenido relaciones con una persona conocida, pero la infección que traen no aparece de la nada. La explicación puede estar en el otro.
A veces los papás piensan que sus hijos son tranquilos, pero no se imaginan lo que hacen cuando no se los ve. Por eso es importante que un padre hable con sus hijos sobre el sexo y la sexualidad. Las clases y talleres en los colegios no son suficientes porque, a veces, se da de manera superficial.
Además, acudir a estos baños puede ser fácil tomando en cuenta que las convocatorias se hacen vía redes sociales, WhatsApp y Facebook. En este campo no hay mucho control de padres ni de autoridades.
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