miércoles, 13 de diciembre de 2017
Neumonía por neumocystis carinii
La neumonía por neumocystis carinii es una infección frecuente en los pacientes VIH+, responsable de alrededor de la mitad de las infecciones respiratorias.
La presentación clínica puede ser insidiosa, con fiebre, molestias torácicas, tos o disnea clase funcional 1 y lentamente progresiva, manifestaciones a veces consideradas insignificantes tanto por el paciente como por el personal de salud.
Después de un período de lenta progresión, se puede desarrollar una franca insuficiencia respiratoria. En general, los síntomas clínicos son inespecíficos, al igual que los hallazgos radiológicos. La radiografía del tórax puede ser normal en los estadios iniciales y más tarde tener un patrón de vidrio esmerilado.
Típicamente, el patrón es el de un infiltrado intersticial bilateral y difuso, el cual puede progresar a opacidades alveolares. Se han observado una serie de alteraciones radiológicas tales como infiltrados localizados típicos de una neumonía bacteriana, en ocasiones infiltrados semejantes a los observados en tuberculosis, nódulos, adenopatías mediastinalese hiliares y cavitación.
Ocasionalmente, el neumotórax espontáneo se puede observar como signo de presentación. Las manifestaciones clínicas y los hallazgos radiológicos son inespecíficos y por tanto no nos permiten realizar un diagnóstico definitivo. Aunque la elevación de la dehidrogenasa láctica es muy sensible para el diagnóstico, es un hallazgo inespecífico ya que se puede encontrar en la tuberculosis diseminada, tuberculosis pulmonar y en la neumonía bacteriana.
Diagnóstico
Se sustenta con la demostración de quistes o trofozoítos de pneumocystis en las secreciones pulmonares o en la histopatología. La inducción del esputo se ha utilizado como el procedimiento inicial de elección para confirmar el diagnóstico, pero su sensibilidad es baja por lo que en muchos centros no se utiliza y se prefiere iniciar tratamiento empírico o realizar una broncoscopia con lavado broncoalveolar.
Tratamiento
El régimen de primera elección es la utilización de altas dosis de trimetoprim sulfametoxazol (100 mg/kg/d de sulfametoxazol y 20 mg/kg/d de trimetoprim) en dos a cuatro dosis diarias, oral o por vía endovenosa, durante 21 días. Su uso está limitado por la elevada frecuencia de reacciones adversas, las cuales, por razones no muy claras, son 20% más frecuentes en este grupo de enfermos que en la población general y alcanzan hasta un 50% de los casos.
Estas reacciones se hacen evidentes después de 6 a 14 días de tratamiento e incluyen neutropenia y anemia en el 40%, brote cutáneo en un 25%, fiebre en más del 20% de los casos y alteraciones en la función hepática en alrededor del 10%.
Otras reacciones adversas incluyen náuseas, vómitos, hiponatremia, hiperpotasemia, trombocitopenia y temblor. las reacciones adversas alcanzan alrededor de un 25% de los enfermos. La segunda elección es la pentamidina endovenosa, 4 mg/kg/d por 21 días. Medicamentos alternativos en casos de enfermedad leve a moderadamente severa incluyen la clindamicina y la primaquina.
En aquellos con enfermedad severa la clindamicina y primaqiuina o trimetroxate pueden ser efectivos. Todos los pacientes con hipoxemia severa y síndrome de dificultad respiratoria deberían recibir esteroides. Si no presentan mejoría, es posible que requieran apoyo ventilatorio en una Unidad de terapia Intensiva (UTI).
Fuente: Internet
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