La obesidad es una enfermedad que hoy puede combatirse sin la necesidad de dietas angustiantes ni tortuosas sesiones de ejercicios. Ya desde hace varios años se practican en Bolivia diferentes técnicas para reducir quirúrgicamente el estómago y controlar la cantidad de alimentos que el paciente ingiere. La excesiva gordura trae consigo enfermedades como la diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares, entre otras complicaciones.
Varias técnicas
Aunque está indicada especialmente para casos severos de obesidad, la operación que más se ha popularizado en los últimos años es la de la bypass gástrico.
Otras de las técnicas comunes en nuestro medio son la de la banda gástrica y la de la gastrectomía tubular.
Personalidades como Diego Maradona o Alessandra Rampolla, la sexóloga más célebre del continente, recurrieron al bypass gástrico para perder decenas de kilos.
La operación puede devolver al paciente autoestima y darle una mejor calidad de vida, pero debe estar acompañada de un drástico cambio de hábitos, una disciplina implacable y tratamiento psicológico.
“Cuando termina la cirugía empieza una nueva vida”, explica el cirujano gastroenterólogo Héctor Sequeiros, que empezó a realizar estas cirugías en Bolivia en el 2001 y señala que pacientes ansiosos pueden enfermar de alcoholismo o tabaquismo. “Maradona volvió a engordar por las bebidas alcohólicas altamente calóricas”.
Otra técnica para reducir el estómago es la banda gástrica, que consiste en una especie de cinturón por medio del cual se simula una reducción estomacal. “Es un anillo que se pone en la parte alta del estómago y es casi como un cinturón. La comida se queda en la parte alta del estómago y se tiene la sensación de plenitud. La banda se puede regular a partir de un reservorio que se queda en la piel”.
La necesidad de una operación, según Sequeiros, se puede calcular dividiendo el peso por la talla, la altura, elevada al cuadrado. “Cuando el resultado es mayor a 25 ya existe sobrepeso y a partir de 30 hablamos de obesidad”.
“Toda operación tiene riesgos”, dice el cirujano cuando le preguntamos por los riesgos. “Los riesgos varían según el estado de salud y la edad del paciente. Pueden presentarse fístulas o pequeñas hernias”.
Ninguna operación puede garantizar el peso ideal de forma permanente. “Después de 18 meses los pacientes vuelven a asimilar el alimento. Si bien se acorta el trayecto del alimento por cerca de dos metros, en las paredes interiores del resto del intestino, con el tiempo, crecen más vellos por los que se absorbe el alimento”, informa el cirujano gastroenterólogo Hugo Castellanos, quien también realizó operaciones de este tipo, pero que no se ha especializado en el ámbito por los riesgos que se corren al tratar a personas con exceso de peso que suelen sufrir enfermedades derivadas de la gordura, como hipertensión o diabetes.
Este médico explica también que uno de los posibles efectos de la operación es una depresión postoperatoria. “Hay una ansiedad al principio que se compensa con lo bien que se ve a sí mismo el paciente al verse más flaco”.
“No he tenido absolutamente ningún dolor”, manifiesta un paciente que se hizo la operación del bypass y prefiere mantener su identidad en reserva. “Me siento bien, cómodo, hago más ejercicio”, añadió.
Los costos de estas cirugías son variables, dependen de cada caso, pero Sequeiros adelanta que en Bolivia son menores en un 50% al resto de la región.
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