La cirrosis es la consecuencia de un daño en el hígado, habitualmente durante varios años, que se caracteriza por la acumulación de fibrosis ("cicatrices") en el tejido hepático. Estos cambios que ocurren en el hígado interfieren con su estructura y funcionamiento normal.
El hígado es el órgano más grande del cuerpo, está localizado debajo de la caja torácica, al lado derecho del cuerpo. El hígado es un órgano importante que recibe sangre del cuerpo. Este órgano lleva a cabo una variedad compleja de funciones como: limpiar y purificar el suministro de sangre, conjugar ciertas sustancias químicas en la sangre y fabricar otras.
La pérdida del tejido hepático normal disminuye la capacidad que tiene el hígado de procesar nutrientes, hormonas, fármacos y toxinas. También disminuye la capacidad del hígado para producir proteínas y otras sustancias
La cirrosis hepática esta ocasionada por ciertas enfermedades crónicas del hígado que provocan la formación de tejido cicatrizal y daño permanente al hígado. Enfermedades como la hepatitis, el consumo excesivo de alcohol inmunológica, como la enfermedad de Wilson, la cual es causada por una alteración en el transporte del cobre, acumulándose en el hígado y en otros tejidos, también la exposición prolongada a agentes tóxicos en el medio ambiente juega un papel importante para el desarrollo de la cirrosis.
Las manifestaciones clínicas en el principio de la cirrosis es por lo general silencioso siendo muy pocos los síntomas específicos. A medida que se acumula el daño en el hígado, pueden aparecer los siguientes síntomas: pérdida de apetito, malestar general, náusea , vómitos, ictericia o coloración amarilla de la piel y la parte blanca de los ojos, debido a la a acumulación de la sangre cuando el hígado no es capaz de eliminar bien la bilis, prurito o picazón, ascitis o líquido en el abdomen, por mala circulación de la sangre en el hígado, cambios del estado de conciencia, los que pueden ser sutiles (confusión) o profundo (coma).
Para el diagnostico de esta enfermedad, es muy importante las manifestaciones clínicas que presenta el paciente, los antecedentes, por ejemplo, de alguna enfermedad como la hepatitis o si es consumidor exagerado de bebidas alcohólicas y los análisis de laboratorio y biopsia hepática contribuirán de gran manera para el diagnostico de cirrosis.
La cirrosis como tal carece de tratamiento médico específico dado que es, en general, irreversible. Se pueden tratar algunas de las enfermedades que la producen y evitar o retardar la evolución de una cirrosis en estado inicial a las fases avanzadas.
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