La atención en salud que se brinda a los usuarios en casos de riesgo, puede ser el inadecuado, pero no en todos, solo aislados, sucede muchas veces por desconocimiento respecto a lo que le está sucediendo a la persona y en otras por falta de formación o capacitación del personal de salud.
Cuando se tiene un usuario con problemas de alto riesgo, evitar inconsciente o deliberadas actitudes de discriminación negando una atención de salud que al igual que todos tienen derecho las mujeres que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y más aún si están embarazadas.
El hecho de ser mujer muchas veces es observada en el momento de tener una relación sexual, especialmente si ésta sugiere el uso del preservativo en el momento, la crítica inhibe a la mujer y como no es valorada socialmente, tiende a un contagio con el virus del VIH; los prejuicios o la no comprensión propaga rápidamente la infección.
En nuestra sociedad la comunicación sexual de la pareja ayudará a evitar diferentes riesgos, la negociación del uso del condón ayuda a la pareja en ser más saludables. A las mujeres se les permite disfrutar de la sexualidad solo en forma teórica pero en la práctica esta libertad no es ejercida en su plenitud.
En el momento de hacer una revisión a los antecedentes de salud de la usuaria si es sospechosa, la sesión será de mucha responsabilidad y más aún si es gestante.
La mujer por naturaleza es más propensa a estados emocionales, la delicadeza en el diálogo debe ser con mayor cuidado y prudencia. La decisión que tomará frente a ella y a su bebé al saber que es reactivo ayudará en las previsiones que tomará el personal de salud.
Desde el inicio de su atención la usuaria deberá demostrar confianza y esperanza en quienes pretenden resolver su problema, ello ayudará además en la resolución de su caso, evitando una transmisión vertical entre madre e hijo que puede ser pre-peri y post natal, es decir, durante la gestación al momento del alumbramiento y después del parto, si su inicio del tratamiento con retrovirales es lo antes posible, reducirá la posibilidad de una transmisión vertical.
Se puede buscar grupos de ayuda que les brinden apoyo social, emocional, espiritual y médico, sobre todo que el trabajo sea con un abordaje multidisciplinario, será necesario evaluar a la pareja y su entorno familiar, valorar la conducta de riesgo o sexo seguro, saber que determinación tiene respecto a ella misma, sus creencias, actitudes y valores, para que la ayuda represente y no pierda la fe en lo que es posible solucionar para ella y el bebé.
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