El envejecimiento es un proceso natural que puede obstaculizar tanto el diagnóstico como el tratamiento del asma. El conocimiento de las peculiaridades de la enfermedad en estos pacientes, hace necesario que médicos y pacientes desarrollen estrategias para combatir esta afección de manera eficaz.
Contrario a la creencia popular, los síntomas de enfermedades alérgicas, incluyendo asma, pueden aparecer por primera vez cuando las personas alcanzan la edad de jubilarse, aunque a esas edades suele ser más frecuente el asma no alérgica. Un paciente que desarrolla síntomas en el pecho tardíamente en la vida no necesariamente padece bronquitis crónica o enfisema, puede haber desarrollado un asma.
Una serie de enfermedades pulmonares, como bronquitis y enfisema, tienen síntomas similares al asma, en particular en los fumadores. En algunos adultos mayores, la bronquitis puede confundirse con el asma, en otros el asma parece un enfisema pulmonar. Más aún, una persona puede tener enfermedad cardíaca y pulmonar al mismo tiempo, situación que complica aun más el diagnóstico de asma
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