Los dolores frecuentes de cabeza, los problemas posturales y el estrés permanente son síntomas asociados al síndrome de la oficina enferma, que afecta al 50 por ciento de los empleados, según un estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV). Carlos Martínez, director de IMF Business School, explica qué podemos hacer para prevenirlo.
Alrededor del 25 por ciento de las bajas laborales están relacionadas con esta dolencia y en la mayoría de los casos las personas no saben que la causa está en sus sitios de trabajo: se acostumbran a la tensión perpetua y a tener dolores anclados al cuello o la espalda.
Por eso, el profesor Carlos Martínez asegura que, para evitar que las cifras sigan en aumento, los empresarios y trabajadores deben tomar medidas básicas con urgencia que apuntan, principalmente, a una buena dosis de sentido común.
TRASTORNO QUE SE RAMIFICA. “El síndrome de la oficina enferma, para que todo el mundo lo pueda entender, es cuando sentimos dolores de cabeza a menudo, nos lloran los ojos, nos da conjuntivitis o tenemos problemas frecuentes en la espalda como consecuencia de un mal ambiente de trabajo referido a temas higiénicos o a la falta de equipos ergonómicos”, precisa Martínez.
Este trastorno es fruto del gran número de horas que pasamos frente a computadoras o encerrados en la oficina y, según el IBV, hasta el 65 por ciento de los afectados asocian las molestias al mobiliario con el que tienen que convivir todos los días.
Según la Sociedad de Prevención de la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social (FREMAP), este síndrome siempre se agrava porque muestra sus señales con el paso del tiempo, lo que dificulta los tratamientos.
Carlos Martínez enfatiza que “las dolencias lumbares, por ejemplo, no las sentiremos en dos o tres meses, sino que se desarrollarán en tres o cuatro años, cuando debido a ese esfuerzo continuo o a una mala postura tendremos problemas que, en muchos casos, serán irreversibles”.
FACTORES FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS. Las consecuencias físicas más fáciles de detectar, según el director de la escuela de negocios IMF, son además de las cefaleas y las molestias en los ojos, “una sensación constante de picor en las manos y en los pies, como si estuviéramos nerviosos”.
El tema lumbar, agrega, va en función de cómo estemos sentados en nuestro puesto de trabajo y frente al ordenador, lo que muchas veces no se tiene en cuenta porque “cuando se habla de riesgos laborales se piensa en construcción e industria, pero no en la oficina”.
En este sentido, subraya que “si la postura frente al ordenador o la distancia a la que tenemos la pantalla no son adecuadas, desarrollaremos problemas a mediano plazo”.
El último informe sobre salud laboral de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge que las partes más afectadas son el tórax, la espalda, los costados y la región lumbar.
La rutina empeora el panorama: pasar demasiadas horas sentados leyendo en el ordenador y alejados de la luz solar puede producir fatiga visual, mala circulación en las piernas, malestar en las cervicales y problemas dermatológicos.
Otro factor que hay que considerar, según Carlos Martínez, es que “está demostrado que el síndrome de la oficina enferma no solamente tiene consecuencias físicas, sino también psicológicas” que comprometen la salud.
“En el plano psicológico, las principales consecuencias son depresión, falta de concentración, ansiedad, nervios y estrés producto del mal ambiente laboral, lo que también está generando muchas bajas”, indica Martínez.
EL EDIFICIO. El síndrome de la oficina enferma es un derivado del síndrome del edificio enfermo, un concepto que la OMS estableció en 1982:
“Es el conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en espacios cerrados que produce, en al menos un 20 por ciento de los ocupantes, síntomas como sequedad e irritación de las vías respiratorias, piel y ojos, dolor de cabeza, fatiga mental, resfriados persistentes e hipersensibilidades inespecíficas, sin que sus causas estén perfectamente definidas”.
Carlos Martínez añade que “un edificio enfermo también se relaciona con su construcción, estructura, mantenimiento y con la falta de las medidas adecuadas de prevención de riesgos laborales”.
Según la OMS, las características más comunes de los edificios enfermos son construcciones de mala calidad, sistemas de ventilación forzada, interiores recubiertos con material textil y falta de ventanas que puedan abrirse.
“Según la OMS, si un empleado mantiene un equilibrio físico, mental y social va a trabajar más y mejor, algo que se puede lograr con unas medidas mínimas que son de sentido común, no hace falta ser un experto, sólo estar bien informados sobre estos factores”, concluye Martínez.
RECOMENDACIONES
Carlos Martínez comparte algunos factores para prevenir el síndrome de la oficina enferma:
La silla: que sea ergonómica, de cinco patas, que tenga respaldo y apoyabrazos reclinables y que podamos ajustarla a nuestra altura.
La computadora: que la pantalla esté a unos cuarenta centímetros aproximadamente y que tengamos un teclado y un ratón ergonómicos.
La mesa: que tenga la altura apropiada y el espacio suficiente para ubicar nuestros materiales. De ser posible, que cuente con un reposapiés.
La iluminación: que no haya reflejos en la pantalla que nos hagan esforzar la vista y que el ambiente general tenga una iluminación de 400 lux.
La temperatura: que esté entre los 22 y 23 grados.
La ventilación: que la empresa haga mantenimiento regular a los aparatos de aire acondicionado y que el recinto se pueda ventilar naturalmente.
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