sábado, 29 de julio de 2017
Meningitis aguda
Las meningitis, tanto asépticas como bacterianas, pueden presentarse en cualquier parte del mundo y su incidencia varía según el grupo de edad, el estado previo de salud y el nivel socioeconómico.
La meningitis de etiología viral es responsable de 95-98% de todos los casos, siendo los enterovirus la causa más común de meningitis virales y el S. pneumoniae la causa más común de meningitis bacteriana en el adulto.
La epidemiología ha variado en los últimos años debido a la aparición de la vacuna conjugada contra el H. influenzae.
La meningitis bacteriana permanece dentro del grupo de entidades de alta mortalidad y frecuentes y severas secuelas neurológicas. Se conoce que hasta 25% de los adultos y 60% de los niños que han desarrollado la enfermedad pueden llegar a tener secuelas neurológicas, con especial alteración de la agudeza auditiva y retardo mental.
El desenlace fatal de esta enfermedad es causado frecuentemente por complicaciones neurológicas (infarto cerebral, edema, hidrocefalia o hipertensión endocraneana).
Los estudios clínicos y neuropatológicos demostraron claramente que los mecanismos de defensa dentro del cerebro son ineficaces en cuanto a eliminar los microorganismos causales, y que la reacción inflamatoria al patógeno, más que el patógeno mismo, es en gran parte la responsable del daño que ocasiona la meningitis bacteriana.
El sistema nervioso central (SNC) está protegido contra la invasión bacteriana en forma efectiva por la barrera hematoencefálica y por una cubierta externa de leptomeninges y la bóveda ósea; para que un patógeno sea capaz de ocasionar infección en el SNC se requiere que haya un defecto en la barrera externa o que posea la capacidad de superar las defensas biológicas del huésped.
La sintomatología, tanto en niños como en adultos, incluye fiebre, fotofobia, malestar general, cefalea, náusea, vómito y grados variables de alteraciones de conciencia. En los niños pequeños y en neonatos puede presentarse sólo irritabilidad, fiebre y convulsiones. En los ancianos se puede presentar un estado confusional acompañado de fiebre. Los signos de irritación meníngea incluyen rigidez nucal, hiperalgesia ocular, signos de Kernig y Brudzinski, los cuales son poco específicos en los extremos de la vida y en pacientes sometidos a inmunosupresión.
Los pacientes con diagnóstico de meningitisaguda deben ser examinados en búsqueda de focos parameníngeos que puedan ser el origen del proceso y, de acuerdo con el compromiso sistémico, estudiar la posibilidad de sepsis.
Es importante tener en cuenta las entidades sistémicas capaces de agravar el cuadro clínico, como diabetes o SIDA/VIH, y en los pacientes afectados se debe realizar una evaluación clínica y paraclínica aún más exhaustiva. En su totalidad requieren internación hospitalaria.
Fuente: Erick Sánchez Pérez, MD / Iván Mauricio Peña Castellanos, MD
http://acceso.siweb.es/content/980129/Meningitis_aguda.pdf
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