Cada persona reacciona diferente ante una enfermedad. Hay quienes actúan como si fuese el fin del mundo y hay otros que siguen adelante, como si nada.
Abusar de los medicamentos: Los medicamentos pueden ser un gran aliado de la recuperación siempre y cuando, los consumas en la dosis que te recetó el médico. Así que apégate a las recomendaciones de tu profesional. Ni se te ocurra andar reformulándolas según te parezca. Esto puede ser en verdad muy peligroso.
Consumir mucha cafeína: Caer enferma no suspende automáticamente tus responsabilidades. Por eso, es entendible que quieras hallar algo de energía en bebidas con cafeína o azúcar. Estas no sirven de nada.
Sonarte la nariz muy fuerte: En el afán de despejar nuestras fosas nasales de un sopetón, todos algunas vez se han soplado la nariz con fuerza. Pero, este hábito no es para nada recomendable y suele causar infecciones, que tardarán muchísimo más en irse que un simple resfrío. Por tanto, será mejor que te soples de forma más esporádica y suave. /
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