Hoy día la lumbalgia y el resfriado ocupan las primeras posiciones en el ránking de la Organización Mundial de la Salud en lo que se refiere a las enfermedades que más bajas laborales causan. Un ‘honor’ que, de no tomarse medidas sanitarias de carácter global, no tardarán en compartir con el llamado latigazo cervical
Esta dolencia, como la mayoría sabrán, es una lesión en las cervicales causada por un estiramiento y una compresión paralela de los músculos. Además, cuando las vértebras se desplazan pueden producir pinzamientos en los nervios, que a su vez nos producen mareos, vértigos y hormigueos en las manos.
Hasta hace pocos años hemos venido asociando el latigazo cervical a accidentes de automóviles, ya que el impacto produce justamente ese movimiento ‘antinatural’. El cuello se mueve bruscamente hacia adelante y hacia atrás en apenas unos segundos. Este impacto es grave y por eso cuando tenemos este tipo de accidentes o un golpes similares, acudimos a urgencias a que nos revisen la zona, ya sea mediante la observación o palpación del traumatólogo o bien a través de pruebas diagnósticas.
Pero, ¿qué sucede con el latigazo cervical producido por las horas que nos pasamos ante nuestros teléfonos móviles y tablets? ¿No nos preocupa tanto si no se ha producido por un golpe? Pues debería.
El mantenimiento de una posición completamente forzada para nuestro cuello tiene consecuencias inmediatas: dolores de cabeza , contracturas musculares, pinzamientos nerviosos… Y lo que es peor, resultados pésimos para la salud a la larga: migrañas, lumbalgias crónicas y hasta cifosis, popularmente conocida como joroba.
No es alarmista, nos vamos a basar en un reciente estudio publicado en The Journal surgical Technology. Según esta prestigiosa revista, el peso que soportan nuestras cervicales mientras enviamos un mensaje de texto supone un esfuerzo similar al que realizaríamos si tuviéramos que llevar a horcajadas a un niño de ocho años.
El diario médico explica su conclusión de la siguiente manera: cuando la cabeza se agacha con un 15 por ciento de inclinación, el cuello recibe un impacto similar al de la fuerza de 12 kilos. Si se inclina 40 grados , el esfuerzo es de mantenimiento de unos 18 kilos y si llega al ángulo de 60º mirando hacia abajo alcanzará los 27 kilos.
El cálculo está realizado teniendo en cuenta el peso medio de la cabeza humana, que oscila entre los cuatro y seis kilos. Al forzar el estiramiento, provocamos mucho estrés en las cervicales y por lo tanto, los problemas antes mencionados.
Una vez advertidos, somos nosotros quienes deberíamos ser inteligentes y no los teléfonos. Es necesario reducir su uso a ‘lo imprescindible’. Parece que ya no seamos capaces de pasar un rato a solas con nosotros mismos sin mirar al teléfono para chequear el correo, ver un video o mirar fotos, aunque sean antiguas. Hay personas que caminan mientras realizan estas actividades. Es decir, que no levantan la vista para mirar más allá de la pantalla. Es preocupante, al margen de los problemas de vista y espalda.
Si queremos evitar una epidemia, o una pandemia, debemos darle a los aparatos su lugar y su tiempo, evitar así que controlen nuestras vidas. Todavía estamos a tiempo.
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