En la historia de Spiderman una araña mutante inyecta sus genes en un desprevenido Peter Parker y de golpe le convierte en un superhéroe transgénico: la picadura le confiere agilidad, un útil sentido arácnido y un dudoso gusto por los supertrajes. Pero la realidad supera a la ficción. En el mundo de los microbios, es habitual que bacterias, virus, amebas y hongos compartan genes de otras especies. Eso explica por qué los virus acaban llevando genes de las células a las que atacan o por qué los humanos acumulan en su genoma una gran cantidad de secuencias de virus, los llamados retrovirus endógenos. Aún sin la picadura de la araña mutante, en un principio los genes de Peter Parker no eran exactamente humanos.
Un estudio publicado en la revista “Nature Communications” ha mostrado de nuevo hasta qué punto los genes se mueven de un sitio a otro en el mundo de los microorganismos. Tal como han concluido, el fago WO, un virus especializado en infectar bacterias para reproducirse a su costa, transporta en su interior genes de insectos y arañas, incluyendo algunos de la temible viuda negra.
¿Cómo han llegado los virus de los animales hasta un virus que infecta bacterias? Los autores sugieren que la explicación está en la bacteria que sufre los ataques del fago WO, un microorganismo llamado Wolbachia y que a su vez está especializado en infectar a insectos y arañas.
Después de secuenciar el genoma (conjunto de genes) del fago WO, los investigadores Sa-
rah Bordenstein y Seth Bordenstein constataron que muchos de sus genes eran de origen eucariota (en este caso, animal). Concluyeron también que estos genes están relacionados con secuencias implicadas en la producción de toxinas, las interacciones microbio-hospedador (importantes para parásitos) y en la estrategia de suicidio celular, entre otras.
CABALLO DE TROYA
Aunque ninguno de ellos confiere los famosos superpoderes de Spiderman, esta in-vestigación resulta muy interesante porque, aunque es habitual que los virus asimilen ge-nes de sus hospedadores (o sea, de sus víctimas), no es tan frecuente que acaben portando genes de las víctimas de sus víctimas. En este caso de insectos y arañas.
A la vista de todo esto, los autores sugieren que esos genes animales secuestrados ayudan al virus a infiltrarse en el animal para llegar a su bacteria. Creen que estos genes se originaron en animales y luego comenzaron a formar parte del virus, pero esto aún no está del todo claro.
Si este virus es un enemigo audaz, su víctima, la bacteria Wolbachia, tampoco se queda atrás. Por lo que han concluido investigaciones anteriores, es considerada como uno de los parásitos microbianos más abundantes de la Tierra. Además es una bacteria especializada en incrementar la eficacia de su infección con varias tretas relacionadas con la reproducción, como matar a los machos o cambiar el sexo de la descendencia. Pero no es tan malvada. En algunas especies, la infección de Wolbachia tiene efectos protectores frente a virus, y en otras se ha convertido en un elemento necesario para que la especie de insecto sea fértil, lo que al final garantiza la supervivencia de la bacteria por encima de todo. En el mundo de los microbios, los “bichos raros” son en realidad las “especies no transgénicas”.
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