La acelerada vida en las ciudades provoca varios inconvenientes para nuestra salud. Para quienes no habitamos en las urbes, basta con pasar un breve periodo de tiempo en ellas para sentir cómo nuestra salud y ánimo se ven afectados. Lo peor es que son miles de millones las personas que deben sobrevivir en las ciudades de todo el mundo aguantando este riesgo.
La ciencia también demuestra los peligros de vivir en ciudades tan pobladas. De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Fudan, en Shanghái, China, la contaminación atmosférica provocaría un incremento de las hormonas de estrés.
El equipo liderado por el doctor Haidong Kan estudió los efectos del material particulado PM 2.5, partículas que debido a su diámetro pueden ser fácilmente respirables afectando así a los pulmones. La investigación trabajó con 55 estudiantes de Shanghái y demostró que los sujetos cuando estaban expuestos a altos niveles de material particulado presentaban más hormonas de estrés como el cortisol, la cortisona, la epinefrina y la norepinefrina.
Al mismo tiempo aumentaron los niveles de azúcar en la sangre, aminoácidos, ácidos grasos y lípidos. La mayor exposición a la contaminación también significó una mayor presión arterial, una peor respuesta insulina y marcadores de estrés molecular.
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