En una vivienda de adobe ubicada en la localidad de Huajchilla, en el municipio paceño de Palca, un grupo de investigadores encontró recientemente una vinchuca, que es el vector principal para la trasmisión de la enfermedad de Chagas.
A diferencia de otros años, cuando la vinchuca se desarrollaba exclusivamente en lugares bajos y templados, ahora ha cambiado su hábitat y está adaptándose paultatinamente a otros ambientes, lo que puede deberse al cambio climático, según el investigador en genética y enfermedades infecciosas de L'Institut de Recherche pour le Développement (IRD), Michel Tibayrend.
La vinchuca se adapta fácilmente a otras zonas, no solamente al calor del trópico, sino que se comprobó que ha llegado a la urbe de La Paz, sobre una altitud de 3.700 metros, señaló la especialista en génetica de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Susana Revollo.
Los insectos transmiten el parásito cuando defecan sobre la picadura que han realizado en la piel de una persona para alimentarse con su sangre.
La bioquímica dijo que si el vector está en Huajchilla, es un riesgo para la población y mucho más si se considera que probablemente continúe migrando a latitudes más elevadas. Confirmó que otros especialistas iniciaron estudios sobre esta adaptación.
La investigadora recordó que, por ejemplo, hace algunos años se encontraron especímenes en la población de Otawi, que se encuentra a 3 mil metros sobre el nivel del mar.
Los estudios recientes también revelan que existen al menos seis variedades de cepas de Chagas en todo el país, cada una con efectos diferentes.
Tibayrend explicó que existen cepas del parásito, conocido científicamente como Trypanosoma cruzi, que varían según la región, por ejemplo, son diferentes las de Santa Cruz a las de Potosí.
Revollo dijo que hay cepas muy características del Oriente y otras son muy propias del Occidente, en especial en el sector de los Yungas.
Tibayrend señaló que es posible que, sobre la base a estos seis grupos genéticos hallados, el parásito pueda generar una mayor diversidad genética que influya en la diversidad clínica manifieta en el paciente, es decir, que la enfermedad pueda desarrollarse y derivar en patologías cardíacas, digetivas o mixtas (cardiodigestivas).
Según el especialista, para realizar estos estudios, reunieron unas 600 muestras de diferentes lugares del país, tomadas desde 1980. Este análisis permitió determinar que, por ejemplo, las cepas de Santa Cruz son mucho más sensibles a los efectos de los insecticidas, mientras que las cepas de Occcidente son un poco más resistentes.
Estos estudios son un aporte importante, según Jenny Tellería, otra miembro del equipo especializada en genética y enfermedades infecciosas, debido a que esas variedades biológicas permitirán a los médicos y a los clínicos referir el tipo de tratamiento adecuado que se le dará al paciente.
Puede causar derrames
El mal de chagas, una enfermedad endémica en Latinoamérica con cada vez mayor presencia en EEUU y Europa, es una creciente causa de derrames cerebrales, según un estudio español publicado en la revista médica Lancelot Neurology. Los autores del estudio son los doctores Francisco Javier Carod-Artal, del departamento de Neurología del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, y Joaquín Gascón, del Centro Internacional de Barcelona para la Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de Barcelona.
El mal de chagas es la tercera infección parasitaria más común en el mundo después de la malaria y la esquistosomiasis, y está asociada con enfermedades coronarias.
En el estudio, Carod-Artal y Gascón señalaron que, con el progresivo envejecimiento de las personas que viven en Latinoamérica infectadas con el Trypanosoma cruzi, se espera un aumento de los casos de derrames.
Los autores también aseguraron que los derrames pueden “ser la primera indicación del mal en pacientes que no presentan síntomas y aquellos con una disfunción sistólica moderada, por lo que los pacientes que sufren derrames y proceden de las regiones endémicas deben ser detectados para identificar la infección”.
Los movimientos migratorios de las últimas dos décadas (dentro de Sudamérica como hacia Norteamérica y Europa) convirtieron el mal de chagas “en un ejemplo de enfermedad infecciosa que se está adaptando rápidamente en la era de la globalización”.
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