La vacunación se ha convertido en una de las mejores formas de prevención frente a las diversas enfermedades que aquejan a la población, reduciendo considerablemente la morbilidad y mortalidad.
vacunas claves para tu bienestar
TÉTANOS
Esta vacuna es indispensable porque el tétanos es una enfermedad bacteriana muy contagiosa, la cual puede provocar dolores intensos, ya que ataca al sistema nervioso. La mejor manera de protegerse es por medio de la vacunación que se debe realizarse a los 2, 3 y 4 meses de vida. Luego, a los 15 meses, posteriormente a los 6 años y a lo largo de la vida, cada 10 años.
En caso de vacunación administrada hace más de 20 años, se recomienda efectuar 2 dosis con un intervalo de 6 meses. Esta vacuna también protege de la difteria, del coqueluche y de poliomielitis.
SARAMPIÓN
Es una enfermedad viral contagiosa que se transmite entre humanos. Afecta especialmente a los niños, pero también a los adolescentes y adultos. Durante la niñez, se debe administrar 2 dosis de esta vacuna. La primera se debe realizar cuando el niño tiene 1 año y la segunda, antes de entrar a la escuela, es decir, entre los 18 meses y los 6 años de vida. Asimismo, protege de la rubeola y paperas. Esta vacuna es eficaz, ya que permite evitar contraer la enfermedad, la cual no tiene un tratamiento específico. Asimismo, es una vacunación simple y sin riesgos porque está bien tolerada por los niños y adolescentes.
Hepatitis
A y B
Es una inflamación del hígado, generalmente causada por una infección viral. La A es provocada por la ingestión de alimentos o agua contaminados, mientras que la B surge luego del contacto con líquidos biológicos infectados. Para la hepatitis B, se vacuna a los 2, 3 y 4 meses de vida y luego, a los 15 meses. Las personas que no se han hecho vacunar en este periodo de tiempo deben recibir 3 dosis durante 1 año. Para la A, se efectúa una vacunación en 2 dosis, tomando en cuenta que la segunda se administra 1 año después de la primera.
GRIPE
En Bolivia, esta enfermedad se desarrolla generalmente entre abril y noviembre, afectando mayoritariamente a mujeres embarazadas, niños y personas mayores de 65 años. De esta manera, esta vacuna se administra a grupos de alto riesgo o a personas que están propensas a contraer esta afección. La vacuna se administra cada año y la dosis varía según la edad. De hecho, es necesario hacerse vacunar anualmente, ya que se modifican los virus de un periodo a otro. Por lo tanto, este cambio conlleva una composición diferente de la vacuna. A tomar en cuenta que la vacunación contra la gripe tiene una eficacia del 80 por ciento si se realiza antes de la época de contagio.
UN SIMPLE PINCHAZO PUEDE SALVAR VIDAS
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F. Andres Sabat
Editor Salud
La vacunación estimula el sistema inmunitario para proteger el organismo de enfermedades precisas, las cuales suelen provocar dolores intensos o el fallecimiento. Ante todo, es importante saber que nuestro cuerpo posee dos tipos prioritarios de defensa, una innata y la otra adaptativa. La primera funciona desde el nacimiento, atacando todo cuerpo extraño, lo que desarrolla una respuesta inmunitaria. Ésta es automática y no específica. Además, no tiene memoria. Esto significa que el organismo no se acuerda haber luchado contra estos cuerpos extraños y no desarrolla una respuesta específica al encontrarlos. La segunda defensa consiste en una reacción particular a agentes infecciosos, es decir que el hecho de haber padecido de una enfermedad, la varicela por ejemplo, permite identificar los virus, bacterias y parásitos propios de esta enfermedad y nos inmuniza en un 90 por ciento de los casos contra un segundo ataque. Por lo tanto, se trata de una defensa inmunitaria adaptativa dotada de una memoria.
La vacunación se basa sobre el segundo tipo de defensa inmunitaria que evita padecer la enfermedad y estar protegido de la misma. De hecho, la mayoría de las vacunas contienen una leve cantidad de virus, bacterias o parásitos atenuados, es decir, impidiendo que provoquen la enfermedad. Cuando se absorbe esta pequeña dosis de virus o bacterias, el sistema inmunitario desarrolla anticuerpos, los cuales ayudan a protegerse de la afección. Estos últimos permanecen dentro del organismo durante un largo periodo de tiempo y activan el sistema inmunitario en cuanto perciben los virus, bacterias o parásitos contra los cuales uno ha sido vacunado. Por lo tanto, la vacunación actúa en base al tipo de defensa adaptativa.
El vacunarse es un gesto sencillo que comporta dos beneficios mayores e imprescindibles. El primero es individual, ya que la vacunación previene y nos protege de enfermedades generalmente contagiosas y graves. El segundo es colectivo, ya que las vacunas evitan la transmisión de afecciones, preservan el entorno y a las personas delicadas o con alto riesgo. Por eso, se trata de una acción ciudadana. Cuanto más la población se hace vacunar, más reducimos la propagación de una epidemia. Por lo tanto, es primordial acudir todos a los centros de vacunación.
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