La escarlatina es una infección contagiosa que afecta a los niños o adolescentes que tienen entre 5 y 15 años de edad. Es causada por una bacteria de tipo estreptococo A. Esta afección se manifiesta a través de un dolor agudo en la garganta, reacciones cutáneas, fiebre alta y lesiones en la lengua. Es fundamental tratarla rápidamente para evitar complicaciones, las cuales pueden dañar las orejas, riñones y articulaciones. Generalmente, el tratamiento se realiza con la toma de antibióticos a base de penicilina. Permite reducir la duración de la enfermedad, impedir su empeoramiento y prevenir la propagación de la infección. No olvides que es indispensable respetar la posología prescrita por el pediatra, inclusive cuando los síntomas desaparecen, ya que interrumpir la medicación suele provocar recaídas y resistencia a los medicamentos. Luego de 24 horas con remedios, los pacientes ya no son contagiosos.
SU DETECCIÓN Y GENERALIDADES
CAUSAS
La bacteria causante de la escarlatina se encuentra generalmente en la garganta o piel. Produce toxinas que son responsables de las erupciones cutáneas y lesiones en la lengua. Esta enfermedad se transmite por el aire cuando una persona infectada tose o estornuda. Asimismo, el niño se puede contagiar al tocar objetos contaminados por las secreciones de un paciente como ser vasos, utensilios de cocina, juguetes, entre otros. Por estas razones, es primordial que se lave regularmente las manos.
SÍNTOMAS
Las manifestaciones clínicas de la escarlatina inician entre 2 y 4 días luego de la exposición a la bacteria, lo que corresponde al periodo de incubación. Los síntomas consisten en fiebre alta, dolor intenso en la garganta con dificultades para ingerir saliva, alimentos y bebidas, rojeces e hinchazones en el cuello. Según los niños, se pueden observar cefaleas, náuseas y vómitos. Luego de dos días suplementarios, surge una erupción cutánea rojiza en el rostro y cuerpo. Asimismo, suele aparecer un líquido blanquecino en la lengua.
COMPLICACIONES
Cuando la escarlatina es tratada, las complicaciones son raras. Sin embargo, es posible observar una infección en las orejas (otitis), sinusitis, neumonía y absceso en la garganta. Si el niño no recibe tratamiento, se puede desarrollar una meningitis, inflamación de los riñones y reumatismos articulares agudos, los cuales suelen provocar daños en el corazón y dificultades para respirar. Por lo tanto, es necesario acudir rápidamente a un pediatra para efectuar una detección precoz de esta enfermedad. Así, el médico podrá prescribir medicamentos para acelerar su curación.
DIAGNÓSTICO
Para realizar el diagnóstico, el médico introduce un bastoncillo de algodón en la garganta del pequeño y luego, lo coloca en una solución química específica. Después de unos minutos, esta prueba revela la presencia de la bacteria. Si es necesario, se puede efectuar análisis en laboratorio. Según los resultados obtenidos, se inicia generalmente un tratamiento a base de antibióticos, el cual dura al mínimo 5 días. Esto permite también reducir los contagios.
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