El cuerpo está atravesado por fascias. A causa de lesiones o la falta de ejercicio físico, las fibras de este tejido colágeno se tuercen o se pegan causando dolores o trastornos de la sensibilidad. Existe una terapia especial para aliviar esas molestias.
El pulgar entra profundamente en la piel. El dolor aumenta y después desaparece. A continuación, el osteópata pasa la mano, haciendo fuertes movimientos planos, por la línea en la pierna, el brazo o la espalda por donde se desplaza el dolor. Aquí no se está tratando un músculo sino una fascia.
"Las fascias son todos los tejidos conjuntivos colágenos fibrosos que forman parte de una red que se extiende por todo el cuerpo”, explica Robert Schleip, director del Grupo de Investigación Fascial del Departamento de Neurofisiología de la Universidad de Ulm. "Las fascias envuelven cada músculo, cada órgano y cada estructura de ligamento, formando así una red que unifica todo el cuerpo”. Las fascias permiten que las articulaciones tengan libertad de movimiento en diferentes direcciones.
En la funda fascial están ligados numerosos receptores de estiramiento, lo que es importante para la percepción del propio cuerpo. Esta funda es, además, un sistema de comunicación: una parte de las sustancias bioquímicas se transporta a través del sistema fascial.
"Las fascias contienen terminaciones nerviosas que transmiten informaciones”, dice el ortopeda Christian Schneider.
Las fibras colágenas están ordenadas entre ellas paralelamente. Sin embargo, a causa de una carga incorrecta o una sobrecarga y también por una falta de ejercicio físico, esas fibras pueden torcerse, pegarse o enredarse. Las consecuencias pueden ser dolores en las articulaciones o en la espalda, la falta de sensación de equilibrio, una sensación de entumecimiento o hormigueo, así como una menor movilidad. En casos de estrés permanente, aumenta la contracción de las fascias. Los síntomas son contracturas o anquilosis en todo el cuerpo.
Una terapia fascial bien calculada puede aliviar. Los pacientes deben asegurarse de que el osteópata que les atiende sea un terapeuta fascial diplomado. Como terapia clásica se aplica el Fascia Distortion Model (FDM), descrito al principio, que fue desarrollado por el médico y osteópata estadounidense Stephen Typaldos: mediante manipulaciones precisas deben aflojarse las fibras torcidas o pegadas. Esta terapia promete que el paciente sienta inmediatamente los efectos positivos sufriendo menos dolores y mejorando su movilidad.
El paciente también puede hacer algo para mejorar su condición. Mediante ejercicio físico y alimentación equilibrada puede convertir en un lapso de seis meses a dos años una red fascial debilitada en un sistema de fibras flexible.
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