Se aproxima la primavera, esta estación además de la temperatura agradable trae consigo una serie de enfermedades y alergias, en su mayoría infantiles, debido al viento, polvo, polen y baja humedad del ambiente.
El pediatra infectólogo, Héctor Salas Mejía explica que durante el inicio de la primavera el viento arrastra polvo con bacterias y virus que proliferan con el cambio de clima.
Los males más comunes son las infecciones respiratorias, problemas de la piel o de las mucosas, sobre todo en los ojos. De igual manera se presentan enfermedades exantemáticas o eruptivas, como la varicela, rubéola, alfombrilla y otras, que fácilmente se propagan en las guarderías, escuelas y áreas de trabajo, convirtiéndose en “virales de temporada”.
Según el especialista en esta estación también aumentan los casos de infecciones gastrointestinales bacterianas, hepatitis, gastritis y alergias.
Dice Salas Mejía que en las personas adultas, las várices de miembros inferiores se hacen más dolorosas y aumenta la “hinchazón” de los tobillos por la vasodilatación venosa, prominente causada por el aumento en la temperatura ambiental.
30 por ciento de las consultas son enfermedades primaverales.
casos
La rinitis, la conjuntivitis y la sinusitis, son habituales durante la transición de la estación de invierno a la primavera, suelen ser variantes de la fiebre de heno, y pueden perdurar como problema orgánico una vez concluida la primavera.
La conjuntivitis puede ser de tres tipos: alérgica, bacteriana o vírica. La alérgica es la que está más asociada al polen y se manifiesta en enrojecimiento del globo ocular, exceso de legañas y lagrimeo. Según el médico, un 30 por ciento de las consultas atendidas es por alergias o enfermedades primaverales.
prevenir
Las personas que corren mayores riesgos son las que permanecen cerca de los infectados, las que no han sufrido la enfermedad y no están vacunadas y las que tienen un sistema inmunológico débil, aunque hayan sido vacunadas. Para prevenir se deben aplicar las vacunas correspondientes, cuidar la higiene personal y utilizar barreras de protección. Si se padecen procesos alérgicos o asma, es necesario evitar estar en lugares con mucha vegetación, polvo o humo. Sin embargo, nada garantiza la inmunidad.
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