Para evitar la aterosclerosis (o arteriosclerosis) lo primero que se debe hacer es evitar o reducir los factores de riesgo. Esta enfermedad tiene una relación directa con el nivel de colesterol LDL que hay en la sangre. La prevención de la aterosclerosis, por tanto, pasa por disminuir al máximo el nivel de LDL colesterol, y aumentar el colesterol HDL, ya que éste es el encargado de eliminar de la circulación sanguínea la grasa sobrante.
Para conseguir unos niveles apropiados de colesterol es necesario adoptar hábitos de vida saludables. Una alimentación adecuada contribuye a reducir tanto el colesterol-LDL y los triglicéridos. El ejercicio físico habitual y constante contribuye a la pérdida de peso, a la reducción de LDL colesterol y al aumento de HDL colesterol. Abandonar el tabaco también contribuye a reducir los riesgos de la aterosclerosis.
En casos extremos, cuando la dieta y el ejercicio físico no consiguen rebajar los niveles de colesterol por si solos, el médico puede optar por un tratamiento farmacológico. La elección de los fármacos depende del problema predominante: Exceso de colesterol LDL, exceso de triglicéridos… Algunos de los fármacos para pacientes con colesterol son las estatinas, los fitosteroles o el ácido Nicotínico. Siempre deben administrarse bajo prescripción médica.
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