Un estudio oficial realizado en Estados Unidos ha revelado que los stent implantados en las arterias del cerebro no sólo no previenen, sino que aumentan el riesgo de que el paciente sufra un derrame cerebral.
El stent es un dispositivo mecánico que se utiliza con éxito en las arterias coronarias para dilatarlas y prevenir la aparición o repetición de un infarto por obstrucción del vaso sanguíneo.
Hace seis años la autoridad estadounidense de control de los medicamentos, la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés), autorizó con carácter excepcional un prometedor dispositivo, denominado Wingspan, destinado a prevenir también los peligrosos derrames en el cerebro.
Miles de pacientes
A algunos miles de pacientes se les implantó el pequeño aparato, pero un estudio publicado en la revista especializada New England Journal of Medecine revela que los ataques y muertes registrados en ese grupo de personas son más frecuentes que entre los pacientes de riesgo no tratados con el dispositivo.
La investigación
El estudio, patrocinado por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, analizó la evolución de 451 pacientes y halló que la tasa de recurrencia de un ataque o de muerte en los primeros 30 días era de un 14,7 por ciento entre las personas a las que se les implantó el stent, en comparación con el 5,8 por ciento de las tratadas exclusivamente con medicamentos.
Conclusiones
Al cabo de un año, un 20 por ciento de los pacientes con stent había muerto o sufrido otro derrame, frente a un 12,2 por ciento de los enfermos tratados con medicinas.
"La conclusión no es que la técnica del stent sea mala, sino que no es tan buena" como se llegó a pensar, declaró al diario The Washington Post el neurorradiólogo de la Universidad Washington en San Luis Colin Derdeyn, coautor de la investigación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario