Un estudio científico sitúa el origen del sida en 1930 en el África Central Los investigadores apuntan que el contagio se debió a la ingesta masiva de carne de chimpancé ROSA TOWNSEND, Miami. Un equipo de científicos estadounidenses ha rastreado los orígenes del sida hasta 1930 en el oeste de África Central, 20 años antes de lo que hasta ahora se creía.
El hallazgo, dado a conocer ayer en EE UU en la VII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas, arroja nueva luz sobre cómo se pudo producir el salto de la especie animal a la humana del virus que causa la enfermedad que ha matado a más de 16 millones de personas. Otro estudio presentado en la conferencia revela que las personas con un bajo nivel en sangre del virus apenas contagian a sus parejas. Una enferma de sida en Kinshasa (ex Zaire) (G. Sánchez). Los investigadores de las universidades de Northwestern y de Alabama han utilizado una supercomputadora del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, para calcular la fecha en la que apareció la misteriosa enfermedad en los humanos, a partir del de los chimpancés de esa región africana (el virus de los primates se denomina virus de inmunodeficiencia simia, SIV en sus siglas en inglés).
A partir de la base de datos del virus HIV-1 de Los Álamos, el equipo usó secuencias genéticas de las muestras para calcular el "árbol genealógico" del sida.
La teoría aceptada es que la transmisión del virus se produjo a través de la sangre. Dos son las posibles rutas que la comunidad científica maneja: la matanza e ingestión de la carne de los chimpancés y la captura y traslado de los animales de África a zoológicos y circos alrededor del mundo. Bruce Fetter, un historiador del África colonial de la Universidad de Wisconsin, en Milwaukee, opina que la falta de comida y de higiene de decenas de miles de trabajadores del Gobierno francés en el oeste del África Ecuatorial, en los años veinte y treinta, explica la desesperación en la que pudieron caer comiendo chimpancés infectados.
En declaraciones al periódico Chicago Tribune, Fetter señala la construcción de la red ferroviaria en el Congo entre 1921 y 1934 como un posible punto de origen. Los estudios realizados desde que comenzó la epidemia de sida en la década de los ochenta habían situado los primeros indicios de la infección en 1959. De esa fecha datan las muestras de plasma de un hombre de la tribu bantú del Congo.
En los últimos 20 años, los expertos han especulado con varias teorías sobre el contagio, desde los "monos verdes" -que luego, mediante pruebas genéticas, se demostró que era incierta- hasta la probabilidad de que se hubiera transmitido a través de vacunas infectadas de polio en los años cincuenta, hechas con tejido renal de monos infectados con SIV.
El estudio presentado ayer en la Conferencia de Sida provee un nuevo enfoque para la investigación de nuevas vacunas, así como para el seguimiento de la evolución del virus.
Se cree que ésta no es una epidemia aislada y que en lo sucesivo otras se pueden originar en la misma región. Estudios preliminares indican que al menos existen 27 especies diferentes de primates que son portadores de virus de la misma familia del HIV.
La era del sida empezó oficialmente el 5 de junio de 1981, cuando el Center for Disease Control (centro para el control de enfermedades) de Estados Unidos convocó una conferencia de prensa donde describió cinco casos de neumonía por Pneumocystis carinii en Los Angeles. Al mes siguiente se constataron varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer de piel. Las primeras constataciones de estos casos fueron realizadas por el Dr. Michael Gottlieb de San Francisco.
Pese a que los médicos conocían tanto la neumonía por Pneumocystis carinii como el sarcoma de Kaposi, la aparición conjunta de ambos en varios pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos pacientes eran hombres homosexuales sexualmente activos, muchos de los cuales también sufrían de otras enfermedades crónicas que más tarde se identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas sanguíneas que se les hicieron a estos pacientes mostraron que carecían del número adecuado de un tipo de células sanguineas llamadas T CD4+. La mayoría de estos pacientes murió en pocos meses.
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