martes, 20 de marzo de 2012

SIDA SUS EFECTOS

1. Ya en 1987 el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias pidió a las iglesias que estudiaran los problemas que con urgencia planteaba la propagación del VIH/SIDA por todo el mundo. Invocando la necesidad de una respuesta inmediata y efectiva en los sectores del ministerio pastoral, la formación para la prevención, y el ministerio social, el Comité Ejecutivo hacia notar: “La crisis del SIDA nos interpela profundamente a ser Iglesia en actos y en verdad: a ser Iglesia como comunidad de sanación.[1]
2. La propagación de la infección del VIH y el SIDA ha continuado a un ritmo incesante y aterrador. El número de personas infectadas por el virus –mujeres, hombres y niños en todos los continentes- era de unos 28 millones a mediados de 1996, y se calcula en unas 7.000 el número de personas infectadas cada día, de las cuales 1.400 niños que nacen ya con la infección. Individuos, comunidades, países e iglesias se ven gravemente afectados por esta pandemia.
3. Dadas la trágicas repercusiones del SIDA sobre las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo: dado su impacto directo sobre muchos cristianos e iglesias; reconociendo la necesidad de una atenta reflexión sobre cierto número de cuestiones conexas que influyen en la comprensión del SIDA por las iglesias y en su respuesta a la infección; y considerando imperativo que las iglesias se ocupen juntas de este tema de interés mundial, el Comité Central del CMI, en su reunión de Johannesburgo de 1994, encargó al CMI la formación de un Grupo Consultivo que realizaría un estudio comprensivo sobre el SIDA.[2]
4. En su reflexión el Grupo se ha ocupado principalmente de las cuestiones teológicas y éticas que plantean la pandemia VIH/SIDA, de las cuestiones de derechos humanos relacionadas con ella y de la atención pastoral y el asesoramiento que a este respecto incumben a la iglesia como comunidad de sanación. Al mismo tiempo que expone sus conclusiones en un informe final, el Grupo Consultivo desea proponer la presente declaración, que indica algunas de las principales preocupaciones e implicaciones de su labor. Pedimos que esta Declaración sea aprobada por el Comité Central, que el Comité Central reciba el informe sobre el estudio, y que ambos sean compartidos por las iglesias para su reflexión y para la adopción de las medidas apropiadas.

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