lunes, 13 de agosto de 2012

Evitar mentir aumenta la salud de las personas



Los mentirosos ocasionales y compulsivos tendrán que tener en cuenta de ahora en adelante que, aunque no les crezca la nariz como a Pinocho, dejar de contar mentiras, grandes o pequeñas, mejora la salud física y psicológica.

Lo comprobó un estudio realizado por científicos de la Universidad Notre Dame de Indiana (Estados Unidos), que sometió a 110 personas de entre 18 y 71 años a un curioso experimento a lo largo de diez semanas. Cada semana, la mitad de los voluntarios era instruido para no decir ni siquiera una sola mentira. En cambio la otra mitad del grupo de voluntarios no recibía ninguna indicación al respecto.

Durante la investigación, el vínculo entre mentiras y salud resultó cada vez más fuerte: “Cada vez que la tasa de mentiras subía, la salud de los participantes empeoraba. Y cuando bajaban las mentiras, la salud mejoraba”, explicó Anita Kelly, profesora de Psicología y autora principal del estudio.

Cuando los participantes del grupo que no debía mentir dijeron en promedio tres mentiras menos por semana su salud mejoró en promedio en cuatro áreas. Según el informe, menos mentiras generaron menos dolores de garganta, resfríos y dolor de cabeza.

Asimismo, desde el punto de vista psicológico, hubo menos melancolía y tensión en este grupo. Según los especialistas, mentir está asociado con un aumento del estrés: todo un desafío sanitario, entonces, para los adultos norteamericanos que mienten en promedio 11 veces por semana.

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