La shisha es oriunda del Medio Oriente y es también llamada narguile. Consiste en una pipa para fumar, la cual se compone de un largo tubo flexible, de un recipiente en el cual se quema el tabaco y de un vaso lleno de agua. El funcionamiento de este aparato es sencillo, ya que el humo atraviesa el agua y es filtrado antes de ser aspirado por el usuario. Se estima que aproximadamente 100 millones de personas en el mundo fuman shisha. En nuestro país, concierne a los adolescentes y adultos jóvenes en la mayoría de los casos, debido a los diferentes sabores de tabaco que se pueden elegir (menta, manzana, plátano, frutilla, chocolate, entre otros), lo que atrae a los consumidores. Además, suele ser un elemento que favorece la convivialidad.
Es fundamental destacar que mucha gente piensa que la shisha es menos tóxica que el cigarro. Sin embargo, este pensamiento es erróneo, ya que el narguile presenta numerosos efectos nefastos sobre el organismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las toxinas presentes en el tabaco de la shisha no son menos nocivas que las que se encuentran en el cigarrillo. Por lo tanto, los riesgos de padecer enfermedades diversas son altos.
6 repercusiones más comunes
NOCIVIDAD
Se estima que fumar una shisha completa equivale a inhalar 20 cigarrillos. Asimismo, el humo no está libre de nicotina y alquitrán (sustancia líquida bituminosa). También contiene altos niveles de monóxido de carbono, lo que incrementa las posibilidades de sufrir un daño cerebral. No olvides que los ingredientes tóxicos inhalados aumentan los riesgos de padecer cáncer, bronquitis crónica y enfermedades cardiovasculares.
TABAQUISMO PASIVO
El narguile expone a un tabaquismo pasivo intenso. Esto significa que las personas que no fuman shisha, pero están cerca de los consumidores, también tienen probabilidades altas de padecer problemas de salud a futuro. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las autoridades de cada país prohíban el consumo de esta pipa en lugares cerrados.
COMBUSTIÓN
El humo de shisha está percibido como menos peligroso que el cigarro, debido a las emanaciones perfumadas y a que el agua filtra supuestamente los tóxicos, lo que disimula su toxicidad. Es importante destacar que los elementos nocivos no dependen de la combustión y que el narguile es nocivo para el organismo de los consumidores en proporciones mayores que el cigarrillo.
DEPENDENCIA
Los agentes tóxicos que se encuentran en el humo de la shisha provocan dependencia en el consumidor, principalmente la nicotina. Debido a que su concentración es mayor en el narguile que en el cigarro, las personas suelen ser dependientes más rápidamente. Asimismo, el agua enfría el humo, lo que acarrea una inhalación más larga. De esta manera, la nicotina penetra en profundidad en el cuerpo de la persona.
Transmisión microbiana
Generalmente, la shisha se fuma en grupo. Esto significa que los consumidores inhalan el humo del mismo tubo flexible alternativamente. Por lo tanto, están expuestos a contraer numerosas infecciones microbianas (herpes y tuberculosis, por ejemplo).
TABACO SIN NICOTINA
Algunos tabacos para shisha están libres de nicotina. Por lo tanto, no provocan dependencia, pero siguen siendo nefastos para la salud, ya que mantienen sus otros ingredientes tóxicos. Toma en cuenta que no debes pensar que fumar narguile sin nicotina es un hábito anodino que no tiene repercusiones, ya que aumentas los riesgos de padecer múltiples enfermedades a futuro. De esta manera, se recomienda buscar otra ocupación para divertirte con tus amigos y proteger tu cuerpo.
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