La temperatura inferior a los diez grados Celsius e incluso por debajo de los cero grados es característica de ésta época, por lo que la población busca la manera de calentarse. Una de las alternativas son las estufas,
pero los especialistas recomiendan no exponerse por más de dos horas al calor de estos equipos, en caso de que los artefactos funcionen a combustible. Aunque todas tienen efectos en la salud, unas más que otras.
Pero desde el punto de vista médico, para un ambiente climatizado y saludable la temperatura no debiera superar en invierno los 19 a 20 grados y, en la noche, un par de grados menos para dormir “sano”. ¿Por qué? porque los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior son los que generan y favorecen las infecciones virales.
Entonces, una de las maneras que utiliza la gente para no sentir frío es utilizar la calefacción artificial, pero los expertos recomiendan tener cuidado con el uso de estos artefactos.
Según la nefróloga de la Clínica Santísima Trinidad de Tarija, Vanesa Cardozo, hay que tener en cuenta el aire caliente que despiden las estufas, ya que éstas disminuyen la humedad del ambiente. Esto ocasionará una irritación de las vías aéreas, por lo cual, provocará la aparición de tos y aumento de secreciones.
“Que se disminuya la humedad del ambiente hará que se reseque la mucosa de la nariz, por lo cual, las personas respirarán por la boca-dijo Cardozo- y a su vez también hará que se reseque la mucosa oral y esto derivará en un dolor en la garganta”.
Por otro lado, para el director del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Marcos Taquichiri, los aparatos de calefacción emiten calor infrarrojo, el cual no es dañino, pero hay que tomar en cuenta cómo se produce.
El especialista explicó que el sol emite radiación infrarroja y ultravioleta, en el primer caso, ésta es invisible y es la que da la sensación de calor en el ser humano, y no es dañina porque desde el punto de vista de la física es “muy pobre”. En Cambio la otra es altamente “peligrosa”.
En ese sentido, indicó que la calefacción está inspirada en la radiación infrarroja, y si la población se pregunta si con el tiempo esta puede ocasionar daños en la salud, la respuesta es no.
Pero Taquichiri también advirtió que hay que tomar en cuenta como se la produce. Explicó que las estufas eléctricas no son peligrosas, a no ser que haya una mala conexión y desperfecto del equipo.
Pero sí hay que cuidarse de las que funcionan con algún combustible, porque como resultado de esa combustión se produce calor y otro tipo de gases secundarios, lo que es considerado como potencialmente dañino, porque desechan monóxido y dióxido de carbono.
Sobre este aspecto, también se refirió Cardozo, e indicó que la hemoglobina es encargada de distribuir el oxígeno en la sangre, pero la capacidad de captar el monóxido de carbono es diez veces más, por lo que deja de lado la oxigenación, y la persona puede morir por intoxicación.
“Todas las estufas se recomiendan un uso prudente, si se baja al mínimo siempre se debe dejar un poco de ventilación en el ambiente, especialmente cuando hay niños”, comentó.
Si usará estufas, ambos especialistas recomiendan que los artefactos sean de tiro balanceado, ya que éstas se conectarán con el exterior y la combustión se realizará en una cámara hermética para que los gases sean eliminados afuera.
“El sol quema pero no calienta en invierno”
Una frase que se escucha constantemente en la ciudad es que el sol quema pero no calienta. Según el director del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Marcos Taquichiri, esto se debe al rebote de la radiación ultravioleta. “Si tuviésemos en campo abierto se eliminaría esa frase, el rebote de la radiación es a consecuencia de la superficie en la que se encuentra la persona. En el asfalto es un 40 por ciento, en una superficie blanca es un del 90 por ciento, y en el pasto es del 1 por ciento”, comentó.
sábado, 4 de julio de 2015
Expertos recomiendan el uso de estufas por no más de dos horasLa temperatura inferior a los diez grados Celsius e incluso por debajo de los cero grados es característica de ésta época, por lo que la población busca la manera de calentarse. Una de las alternativas son las estufas, pero los especialistas recomiendan no exponerse por más de dos horas al calor de estos equipos, en caso de que los artefactos funcionen a combustible. Aunque todas tienen efectos en la salud, unas más que otras. Pero desde el punto de vista médico, para un ambiente climatizado y saludable la temperatura no debiera superar en invierno los 19 a 20 grados y, en la noche, un par de grados menos para dormir “sano”. ¿Por qué? porque los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior son los que generan y favorecen las infecciones virales. Entonces, una de las maneras que utiliza la gente para no sentir frío es utilizar la calefacción artificial, pero los expertos recomiendan tener cuidado con el uso de estos artefactos. Según la nefróloga de la Clínica Santísima Trinidad de Tarija, Vanesa Cardozo, hay que tener en cuenta el aire caliente que despiden las estufas, ya que éstas disminuyen la humedad del ambiente. Esto ocasionará una irritación de las vías aéreas, por lo cual, provocará la aparición de tos y aumento de secreciones. “Que se disminuya la humedad del ambiente hará que se reseque la mucosa de la nariz, por lo cual, las personas respirarán por la boca-dijo Cardozo- y a su vez también hará que se reseque la mucosa oral y esto derivará en un dolor en la garganta”. Por otro lado, para el director del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Marcos Taquichiri, los aparatos de calefacción emiten calor infrarrojo, el cual no es dañino, pero hay que tomar en cuenta cómo se produce. El especialista explicó que el sol emite radiación infrarroja y ultravioleta, en el primer caso, ésta es invisible y es la que da la sensación de calor en el ser humano, y no es dañina porque desde el punto de vista de la física es “muy pobre”. En Cambio la otra es altamente “peligrosa”. En ese sentido, indicó que la calefacción está inspirada en la radiación infrarroja, y si la población se pregunta si con el tiempo esta puede ocasionar daños en la salud, la respuesta es no. Pero Taquichiri también advirtió que hay que tomar en cuenta como se la produce. Explicó que las estufas eléctricas no son peligrosas, a no ser que haya una mala conexión y desperfecto del equipo. Pero sí hay que cuidarse de las que funcionan con algún combustible, porque como resultado de esa combustión se produce calor y otro tipo de gases secundarios, lo que es considerado como potencialmente dañino, porque desechan monóxido y dióxido de carbono. Sobre este aspecto, también se refirió Cardozo, e indicó que la hemoglobina es encargada de distribuir el oxígeno en la sangre, pero la capacidad de captar el monóxido de carbono es diez veces más, por lo que deja de lado la oxigenación, y la persona puede morir por intoxicación. “Todas las estufas se recomiendan un uso prudente, si se baja al mínimo siempre se debe dejar un poco de ventilación en el ambiente, especialmente cuando hay niños”, comentó. Si usará estufas, ambos especialistas recomiendan que los artefactos sean de tiro balanceado, ya que éstas se conectarán con el exterior y la combustión se realizará en una cámara hermética para que los gases sean eliminados afuera. “El sol quema pero no calienta en invierno” Una frase que se escucha constantemente en la ciudad es que el sol quema pero no calienta. Según el director del Departamento de Física de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), Marcos Taquichiri, esto se debe al rebote de la radiación ultravioleta. “Si tuviésemos en campo abierto se eliminaría esa frase, el rebote de la radiación es a consecuencia de la superficie en la que se encuentra la persona. En el asfalto es un 40 por ciento, en una superficie blanca es un del 90 por ciento, y en el pasto es del 1 por ciento”, comentó.
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