El virus del Zika se ha expandido a un ritmo sorprendente, se ha comprobado que no sólo se transmite por un mosquito sino también por el intercambio de fluidos, y cada semana se detectan nuevos efectos perniciosos, un contexto que hace imprescindible el desarrollo de una vacuna.
"El ébola daba miedo por lo que sabemos de él. El zika da miedo por lo que no sabemos. La cita no es mía, pero resume el sentir de la comunidad científica en su conjunto", explicó en una entrevista con Efe Nicholas Jackson, director de investigación de la farmacéutica Sanofi Pasteur.
"Hay una enorme cantidad de dudas y de incógnitas, es por ello que la colaboración internacional es esencial", reitera el científico.
Una lógica compartida por la profesión a nivel mundial, preocupada y sorprendida por una enfermedad que, desde que fue descubierta en Uganda en 1947 hasta hace pocos años, parecía inofensiva dado que sólo tenía efectos leves y en el 75 por ciento de los casos era incluso asintomática.
Sin embargo, ahora se ha convertido en una epidemia que asuela a algunos países de Latinoamérica –esencialmente Brasil–, pero que puede afectar rápidamente a otras regiones.
"La velocidad a la que se ha expandido no tiene precedentes. El dengue tardó décadas en pasar de ser endémico en nueve países a más de 130", dice Jackson.
Se estima que el zika llegó a Brasil procedente de las islas del Pacífico en junio del 2014, pero las autoridades no alertaron de su presencia hasta que en el tercer trimestre del año pasado los médicos brasileños constataron un aumento exponencial y no explicado de los casos de microcefalia en una región del país donde había un brote de esta enfermedad.
Desde entonces las evidencias científicas no dejan de acumularse.
CADA SEMANA HAY NUEVOS DATOS
"Lo peor es que no pasa una semana sin que se constaten nuevos efectos negativos, como trastornos neurológicos poco visibles en un recién nacido y que pueden tener efectos devastadores en el futuro, es aterrador", confesó Jackson.
Asimismo, se ha comprobado que el virus puede transmitirse no sólo a través de la picadura de un mosquito, sino que éste permanece en el semen, por lo que puede transmitirse también por vía sexual.
"Ahora parece que la saliva también lo puede contener y transmitir", alertó el científico, recordando que se está investigando la posibilidad de un segundo vector transmisor.
Hasta la fecha se creía que el virus sólo lo transmitía el mosquito Aedes aegypti –transmisor del dengue, el chikungunya y la fiebre amarilla– pero recientemente se ha podido comprobar que el mosquito albipictus también lo contiene, aunque no se sabe si también puede ser fuente de contagio, apuntó el experto.
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