Si las copas menstruales se han establecido como uno de los métodos de higiene femenina más económicos, saludables y protectores del medio ambiente, las esponjas vaginales suponen toda una revolución. No porque su uso sea algo novedoso, ya que las mujeres hace miles de años que encontraron en las esponjas marinas esta utilidad, sino porque para muchas de nosotras, es un sistema totalmente desconocido. Sin embargo, con la ruptura de los tabúes que siempre han girado en torno a todo lo relacionado con la menstruación, cada vez están apareciendo opciones menos convencionales y con grandes ventajas para el cuidado íntimo.
Las esponjas marinas, que muestran un aspecto áspero y rígido cuando están secas, cambian por completo cuando se humedecen, volviéndose más suaves y flexibles. Lo que unido a su capacidad de absorción, se convierte en la herramienta perfecta durante el período. Además, es reutilizable, ya que pasadas entre tres y ocho horas, se debe lavar para volver a ser introducida en la vagina, y su vida útil es de unos seis meses.
Por otro lado, existe una versión sintéticade la esponja marina, que sí es desechable. Además, como explica la sexóloga Felipa Gea López, una de las grandes ventajas de las esponjas es que permiten mantener relaciones sexuales aun estando con la regla. De hecho, las esponjas vaginales también son conocidas como método anticonceptivo cuando están recubiertas por un espermicida.
La colocación es sencilla, ya que suelen tener un agujero en la base de la esponja para facilitar el proceso. Y lo más importante es humedecerla antes de insertarla en la vagina. Por otro lado, para limpiara, solo hay que enjuagarla con agua y escurrirla. Aunque para una limpieza más profunda, necesaria al finalizar cada período, se puede recurrir a un limpiador suave, sin químicos agresivos. Aunque eso sí, siempre con agua tibia, ya que si la temperatura es demasiado alta, estropearía la flexibilidad de la esponja.
Ventajas de la esponja vaginal
No deja residuos. Al contrario de lo que ocurre con otros productos, la esponja no deja ningún residuo en la vagina ni promueve la formación de las toxinas relacionadas con el síndrome del shock tóxico.
Son antialérgicas. Las mujeres que no pueden utilizar algodón o celulosa no tendrán ningún problema con las esponjas.
Sencillas. Su flexibilidad hace que se adapten perfectamente a la vagina sin que haya necesidad de elegir una talla, por lo que no hay equivocación posible respecto a los tamaños.
Se puede dormir con ella. La esponja tiene una duración mayor que la de los tampones convencionales, por lo que las noches dejan de ser un problema. Además es más cómoda, ya que no se mueve al cambiar de postura en la cama.
Permite mantener relaciones menstruales. Al adaptarse a la vagina, la esponja se dilatará también durante las relaciones, por lo que no hay peligro de manchar a la pareja.
Inconvenientes
Son más engorrosas de limpiar que las copas menstruales.
Las esponjas sintéticas desechables no son mucho más económicas que los productos convencionales.
Las esponjas naturales resultan incómodas en los baños públicos, ya que hay que lavarlas para poder reutilizarlas.
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