En Cochabamba, cerca de 400 enfermos renales crónicos requieren de la donación de un riñón. Este número se eleva a 2.000 en todo el país.
Un trasplante de riñón permite a estas personas “recuperar” su vida sin depender de una máquina, pero muy pocos tienen la esperanza de alcanzar esta
oportunidad.
Debido a la falta de donantes, los enfermos renales no tienen muchas esperanzas en ser beneficiados con un trasplante de riñón.
Según datos proporcionados por el Servicio Departamental de Salud (Sedes), en Cochabamba solamente hay ocho personas anotadas en una lista, a la espera de recibir un riñón donado.
Este reducido número de pacientes se debe a que los cerca de 400 enfermos renales crónicos que hay en el departamento y que también pueden ser beneficiados con un trasplante no tienen la esperanza de recibir un órgano donado.
Las personas que no esperan por un trasplante están condenadas a seguir con hemodiálisis en los hospitales o morir si no tienen los recursos para hacerlo.
La jefa de la unidad de trasplantes del hospital Viedma y del Centro Médico Quirúrgico Boliviano Belga, Maiza Saavedra, explicó que en el país la donación todavía es un tema tabú del que no se habla en las familias y al que muchas personas temen sin saber que no genera ninguna consecuencia negativa en la salud, ni en los cuerpos de las personas que fallecen.
Desde el año 2009 se impulsa en Cochabamba una campaña para registrar a personas que tengan la voluntad de donar sus órganos cuando fallezcan, sin embargo Saavedra asegura que todavía no se ha realizado ningún trasplante con algún donante que forme parte de ese registro.
En el hospital Viedma se han hecho 30 trasplantes de riñón desde 2009, mientras que en el Belga se han realizado 150 cirugías de este tipo en los últimos cuatro años.
¿QUIÉNES PUEDEN?
Los potenciales donantes de riñón son las personas mayores de 18 años o aquellas que tengan menos de 70.
Existen tres tipos de donantes; los vivos, que pueden ser familiares; los que no tienen una relación familiar, sino más bien afectiva con el beneficiario; y las personas con muerte cerebral, que tienen daño irreversible en el cerebro, pero sus órganos y su corazón siguen funcionando con las máquinas de terapia intensiva.
Saavedra explica que aquellas personas que quieren donar y que son padres, hijos, hermanos, tíos o abuelos de los beneficiarios es más del 80 por ciento de los donantes y lo hacen para salvar la vida de su familiar.
Otro 20 por ciento es el donante que no es familiar consanguíneo del enfermo renal pero tiene algún lazo afectivo, puede ser el esposo, cuñado o ahijado.
Hasta el 11 de julio de este año todos los trasplantes de riñón realizados en el departamento desde el año 1996 fueron con donantes vivos.
El 12 de julio pasado se realizó en el Hospital Viedma el primer trasplante con donante cadavérico.
Los familiares de una mujer con muerte cerebral decidieron donar los dos riñones porque la persona que había fallecido tenía en la unidad de hemodiálisis a un pariente que esperaba por la donación.
Luego de entender la importancia de la donación, esta familia decidió entregar el otro riñón a una de las personas que estaba inscrita en la lista de espera.
UN CASO POR SEMANA
En el Viedma se conoce de por lo menos un caso por semana de un paciente con muerte cerebral, que puede ser potencial donante, explica la nefróloga de planta de este hospital Daniela Avilés, a tiempo de informar que la falta de conocimiento y solidaridad de los familiares de la persona que fallece impide que se pueda contar con estos órganos.
Los médicos del Viedma recibieron una capacitación para entrevistarse con los familiares de las personas que tienen muerte cerebral y solicitarles la donación, pero las respuestas a estos pedidos han sido negativas.
En las entrevistas los médicos explican a las familias la “forma ética” en la que se procede con la donación y el bien que pueden hacer a otras personas con los órganos de un donante cadavérico, pero las familias no acceden por la falta de costumbre y de conocimiento del tema.
TIEMPO DE VIDA
Según Saavedra, los riñones tienen un tiempo de vida que depende del tipo de donante.
El mejor donante es el familiar vivo, porque el riñón de esta persona puede funcionar de manera eficiente en el cuerpo del beneficiario hasta 40 años.
Cuando se trata de un donante vivo que no tiene lazos familiares con el beneficiario el órgano puede funcionar hasta 20 años; y en el caso del donante cadavérico, hasta 12.
Sin embargo, los tres tipos de donantes le dan al enfermo renal una posibilidad de vivir mejor y poder reinsertarse a la sociedad.
Los enfermos renales dejan de trabajar a causa de las frecuentes sesiones de hemodiálisis que reciben, y una vez que obtienen un órgano de donación pueden volver a su vida anterior.
Incluso pueden someterse a un segundo y hasta un tercer trasplante si el tiempo de vida del órgano se cumple y si consiguen un nuevo donante.
CUIDADOS
La persona que realiza una donación de riñón no tiene ningún problema posterior de salud, pero debe asistir al nefrólogo una vez por semana durante el primer mes y luego hacer visitas mensuales por al menos un año luego de la donación.
Se ha comprobado que el riñón que queda en el cuerpo de la persona donante aumenta de tamaño y compensa hasta un 96 por ciento la función del riñón extirpado.
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